El ataque de las Farc a un grupo de soldados de la Brigada Móvil 17 (de la Fuerza de Tarea Apolo) del Ejército Nacional, que dejó un saldo de 11 militares muertos y 19 más heridos ha generado indignación y ha puesto en entre dicho el proceso de paz que desde 2012 adelanta el gobierno del presidente Juan Manuel Santos ese grupo guerrillero en La Habana, Cuba.
HSBnoticias conoció de primera mano algunos de los detalles, hasta ahora desconocidos, de los hechos ocurridos en la noche del pasado martes en la vereda La Esperanza, en Buenos Aires (Cauca).
Según han narrado algunos pobladores a los medios de comunicación, los soldados llegaron el sábado pasado a este lugar, que queda a unos 100 metros del centro educativo de la vereda. Lo que no se conocía hasta ahora es que llevaban acampando desde esa fecha en el mismo lugar. Esta situación está rotundamente prohibida en los manuales de instrucción militar del Ejército Nacional, en donde se establece que por motivos de seguridad cada noche se debe acampar en un lugar distinto.
Debido a esto, fue que resultó más sencillo para la Fiscalía General de la Nación establecer que el ataque fue premeditado. Y así mismo, el ente acusador investiga si hubo, tal como lo dijo el fiscal Eduardo Montealegre que lo iba a hacer, alguna colaboración por parte de civiles en el hostigamiento.
Dicha teoría cobraría fuerza debido a que habría sido una fuente civil la que habría informado a la guerrilla de las Farc que los militares estaban acampando en el mismo lugar, situación que habría facilitado el operativo al grupo armado ilegal.
Otro detalle hasta el momento desconocido al que tuvo acceso HSBnoticias es que tras la orden del presidente Juan Manuel Santos hecha el 15 de abril, de reactivar el bombardeo a campamentos de las Farc, la Fuerza Aérea hizo un total de 15 ataque a diferentes puntos estratégicos en donde las Farc tendrían campamentos.
HSBnoticias conoció que un mes antes de que el presidente Santos decidiera cesar los bombardeos a los campamentos de las Farc, las autorizaciones para realizar un ataque aéreo se estaban dando desde la Casa de Nariño y no directamente desde las bases aéreas, como es costumbre.
Con la reactivación de los bombardeos desde el pasado miércoles, nuevamente cada base aérea tiene autonomía para realizar ataques a puntos estratégicos de las Farc, una vez se realizan los predeterminados controles de costumbre.
Antes de comenzaron a explotar los tatucos y las granadas el caserío se quedó en absoluta oscuridad. En medio de las explosiones y las ráfagas de los fusiles, “los soldados lloraban y pedían auxilio”, revelaron los vecinos, que no tuvieron otra alternativa que refugiarse bajo sus camas para protegerse.
La terrible situación se prolongó entre las 11 y 30 de la noche y las 4 de la madrugada del día siguiente, bajo un intenso aguacero.
Una señora dijo que “fue una horrible carnicería”, que se hizo evidente con la muerte de 10 uniformados en el lugar y uno más que falleció en un centro asistencial de Cali, a donde fueron llevados los 20 que resultaron heridos.
Uno de los explosivos lanzados por los guerrilleros dejó un crater en la cancha de futbol, mientras al rededor quedaron otros vestigios de los artefactos artesanales lanzados y los incontables proyectiles disparados por los fusiles.