La mas grande industria del mundo moderno era la de la mentira. Por lo tanto, la virtud que mas perjuicio ha sufrido es la veracidad, entendiendo por ella no sólo el amor a la verdad, sino la voluntad de reconocerla, amarla y buscarla. Tres cosas se necesitan para ser sincero: tener amor a la verdad, conocerse bien, y no perdonarse jamás una mentira.
Nuestra existencia entera reposa en la verdad. Las relaciones entre las personas, las formas de la sociedad, la ordenación del estado, toda la obra humana en sus incontables formas, toda ella descansa en la verdad.
La veracidad significa que se diga la verdad, y no sólo una vez, sino una y otra vez, de tal forma que sea una actitud permanente. La veracidad aporta algo claro y firme a todo el hombre, a su ser y a su actuación.
La verdad no sólo dice, sino que también actúa, también se puede mentir con acciones, actitudes y gestos, si expresan algo que no es. Así como los colores puros casi no existen en la naturaleza, sino mezclados con otros colores, así tampoco puede existir una pura veracidad, la cual sería dura y ella misma se pondría en sinrazón. Lo que si existe es la veracidad viva, en la que influyen los demás elementos del bien. La verdad no se dice en el espacio vacío, sino que el que habla debe darse cuenta lo que causa en otro.
La verdad tiene que decirse pero con amor. Por eso, para que la verdad se haga viviente, debe añadirse el amor. Una verdad dicha en un mal momento o de mala manera puede confundir a una persona o provocar el efecto contrario al buscado. Esta verdad no sería viva sino perjudicial y hasta destructora. Es cierto que hay momentos en los que no se debe mirar ni a la izquierda ni a la derecha, sino ir para adelante con la pura verdad.
Siempre hay que tener en cuenta a las demás personas, y al expresar la verdad para que tenga valor humano tiene que tener tacto y bondad. Y esto no tiene nada que ver con los que debilitan a la verdad, o la subrayan excesivamente, cuando pretenden hacer ver una igualdad de opinión donde en realidad no la hay. De lo que todos debemos estar convencidos es que nuestra dignidad de persona cae o se mantiene según sea nuestra fidelidad a la verdad.