Por la mordacidad con la que escribe la autora neoyorquina Dorothy Gallagher De cómo recibí mi herencia (editorial Muñeca Infinita), podría parecer que esta historia habla de las crueldades que afloran en las familias cuando se dejan cuantiosas herencias económicas a repartir. Esta escritora es conocida por la publicación de varias biografías y por sus exitosas memorias, entre ellas, este libro en el que Gallagher viaja hacia la historia de sus progenitores y de sus tías y tíos, judíos ucranianos exiliados a Estados Unidos.
No es nada complaciente la autora con los efectos de la vejez en el cuerpo y en la mente, con esa cabezonería que se nos desarrolla aún más con la edad, como si la rebeldía de la adolescencia volviera a apropiarse de nuestras decisiones. El humor es el que salva cualquier situación en este libro y así, capítulo a capítulo (podrían ser relatos individuales cada uno de ellos), descubrimos cuál es la herencia de Dorothy Gallagher y nos preguntamos por la nuestra.
En ese viaje, afrontaremos el racismo, la injusticia social, y la eterna enemistad entre capitalismo y comunismo (spoiler: ninguno de los dos sistemas, sale bien parado). Y es que también la sociedad a la que se enfrentaron nuestros mayores forma parte de la impronta con la que crecimos y que nos convirtió en lo que somos, aunque, a veces, ni nos demos cuenta.