La verdadera vacación.

La verdadera vacaciónÉthos

Rodolfo Díaz FonsecaNinguno pone en duda la necesidad del descanso. El reposo es necesario para relajarse y recuperar las fuerzas. Es cierto que -como dice un refrán- “se descansa haciendo adobes”. Sin embargo, aún las personas más creadoras y proactivas requieren de momentos de descanso.
Una vez que los discípulos de Jesús le comentaron todas las actividades que habían realizado, les aconsejó: “Vengan también ustedes aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco. Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario” (Mc 6,30-34).No obstante, aquí estamos hablando de descanso para recuperar el ser, como señaló el filósofo español José María Toro en su obra "Descanser, descansar para ser".
“Nuestra cultura no enseña ni promueve ni facilita el descanso, sino la distracción”, afirmó. “No es lo mismo descansar que distraerse. La sociedad de consumo, es decir, ese modo de vivir en que nos consumimos a nosotros mismos, ofrece el “dis-traerse” como antídoto contra el cansancio, el agobio y el estrés”.Recalcó que en esta cultura: “No interesan ni se promueven personas descansadas sino “dis-traídas”, es decir, personas incapaces de “traerse a sí mismas”, de recobrarse y recuperarse del desgaste que genera el quehacer cotidiano”.El turismo, añadió Toro, no es un descanso sino una actividad. No es que no recomiende el turismo, pues es positivo y reconfortante. Pero, implica desplazamientos largos y extenuantes; es una actividad en la que la persona se despierta temprano y se acuesta tarde. “El más verdadero y gran descanso, es el descanso dentro de nosotros mismos: recorrer silenciosamente todas las costas y litorales de nuestro espacio interno... Meditar en silencio es el gran viaje”.¿Vacaciono realmente? ¿Descanso para ser? ¿Regreso más cansado?
Rodolfo Díaz Fonseca
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