Recuerdo cuando todo pasó, allá por el año 2003, aquella marea blanca de jovenes y no tan jovenes, de diferentes religiones, nacionalidades y sexos y que íbamos a luchar por un objetivo común, restablecer un paisaje debastado por la codicia, la sinrazón y la mala gestión de un desastre, por parte de un gobierno con poco tacto y menos cabeza.
Ahora, lejos de la solución a aquel problema, puesto que este todavía sigue el el fondo del mar, y en un malabarismo circénse judicial, han demostrado la impunidad, que no “inocencia” de los responsables de aquello. El tribunal de la Audiencia Provincial de A Coruña, absolvió a los acusados porque según el fallo “nadie sabe exactamente la causa del hundimiento del buque”. Además otro de los imputados, el primer oficial, se encuentra actualmente en paradero desconocido y jamás piso el banquillo.
Este país nos demuestra, una vez más, que no aprendemos y que aún se nos ríen en la cara, porque los payasos de la tele no necesitan una caja tonta para demostrar tanta valía. “FIN DE LA CITA”