Investigadores
de las Universidades de Stanford y Nueva York y de la Escuela
Profesional de Psicología de California revelaron que existe una
enfermedad del celular, a la que denominan vibranxiety, ringxiety o
fauxcellarm, que consiste en considerar al móvil como un miembro del
cuerpo. Se caracteriza por una ansiedad del ring o de la vibración
aun cuando el teléfono no está vibrando o ni siquiera se tiene el
dispositivo consigo, situación semejante a la que padece una persona
a la que le ha sido amputado un miembro. Es común que las personas
que cargan su celular sientan que les vibran cuando no lo hace,
porque como han tenido que aprender a recibir esos mensajes, han dado
una nueva conciencia a esas partes del cuerpo y por eso se responde a
estímulos a lo que antes no se les ponía atención. Por ejemplo,
identificamos los tonos del celular y como ya tenemos ese precedente
podemos oír con más facilidad el nuestro. Uno escucha selectivamente muy
parecido a la percepción que tiene una madre con el llanto del hijo recién nacido. Al estar en un restaurante podemos oír varios celulares y
no les pondremos atención hasta que escuchemos el nuestro, y no sólo
por la vibración, sino también por el tono que sabemos le
asignamos, lo que ejemplifica esta atención selectiva. Lo cierto es
que este fenómeno da muestra de la adaptación humana y la
construcción que estamos haciendo cotidianamente de nuestra imagen
corporal. Con el tiempo lo incorporamos al esquema sensorial y
cualquiera lo puede ver cambiando de lugar el celular.