Revista Comunicación
A VECES SÍ se puede. Basta con tener una profunda convicción y mantenerla en el tiempo contra viento y marea. Por descabellada, impopular o molesta que sea. Por mucho que ataque el inmovilismo político y por muy fuertes que sean las presiones de los bancos. Es lo que les ha ocurrido a los activistas contra los desahucios, cuya solitaria batalla se ha visto ampliamente refrendada con la decisión del Tribunal de Justicia de la UE que permite paralizar desalojos por cláusulas abusivas. Pero esta victoria también tiene nombres y apellidos. Los del obrero marroquí desahuciado Mohamed Aziz, que inició la cruzada; el humilde abogado Dionisio Moreno; y el juez mercantil José María Fernández Seijo, que aceptó elevar el caso a la Corte de Luxemburgo.El fallo es demoledor y supone un enorme varapalo para las caducas estructuras que sustentan una obsoleta legislación hipotecaria. El Gobierno de Rajoy ya está tardando en adaptar la legislación a la jurisdicción europea. No quisieron atender el clamor de muchos colectivos sociales y, ahora, no tendrán más remedio, ya veremos en qué términos, que aplicarse el cuento. Es la hora de los jueces, que podrán frenar desahucios, y no la de los bancos ni la de los notarios. Es la hora de la gente. De la que ha denunciado y de la que se ha movilizado. Algunas veces, no demasiadas, el débil acaba venciendo al fuerte.