Hace un par de días vi la peli “La vida loca”, del hispano-francés Christian Poveda. Recuerdo que cuando me la bajé, lo hice porque en el telediario ví que a su autor lo habían asesinado durante su rodaje. La peli trata sobre la “mara 18”, un grupo pandillero de El Salvador enfrentado desde hace años a la otra mara del país, los “Salvatrucha”. A éste fotógrafo y cineasta lo asesinaron miembros de esa pandilla a la que retrataba y que creían que había llegado demasiado lejos.
La verdad es que este documental muestra muy de cerca a varios de los miembros de este grupo. Lo que es acojonante es, cómo conforme va avanzando la película, los “protagonistas” de la misma van muriendo uno a uno de manera violenta. Uno parece más listo, la otra más simpática, otro más retraído, pero con el tiempo todos van apareciendo muertos (he leído en internet que la grabación duró año y medio).
Entre tatuajes, porros de marihuana, funerales y hip hop, el documental va mostrando lo que todos sabemos pero pocas veces vemos. Que la pobreza, la violencia y la desestructuración –tanto familiar como social- son el caldo de cultivo perfecto para que los más pobres sigan sumidos en su pobreza y matándose entre ellos para jamás salir de ahí. Chavales y chavalas –todas ellas muy jóvenes y con hijos- que llevan una vida de mierda en lugares de mierda.
La verdad es que la peli deja pocos resquicios a la esperanza. Sin ser una peli violenta, nos muestra la violencia que impera en algunas partes de este mundo. Creo que lo que ahí se muestra es extrapolable a muchos otros lugares de este mundo, aunque sin duda el factor drogas lo hace más duro en el continente americano.
En fin, que os recomiendo que la veáis si podéis.
Ficciones del estilo que a mi me gustaron: “La vendedora de rosas” (colombiana), “Ciudad de Dios” (brasileña) y “Secuestro express” (venezolana).