Revista Cultura y Ocio

La vida contemplativa y el camino sinodal

Por Maria Jose Pérez González @BlogTeresa

La vida contemplativa y el camino sinodal

Lee la carta en la web del Sínodo, en este enlace

El cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo de los Obispos, ha enviado una carta a los monasterios de vida contemplativa en el marco del “camino sinodal” de tres años que se abrirá en las iglesias particulares, a partir de octubre de 2021 en preparación del próximo Sínodo sobre la Sinodalidad que se celebrará en Roma, en octubre de 2023.

En su mensaje, el cardenal destaca las recurrentes palabras del Santo Padre Francisco a lo largo de su Magisterio, sobre la necesidad y la belleza de “caminar juntos”, iniciando un proceso sinodal que involucre “todos los niveles de la vida de la Iglesia” (Documento sobre el proceso sinodal, 3), ya que “el camino de la sinodalidad es lo que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” (Discurso del Santo Padre Francisco en conmemoración del 500 aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, 17 de octubre de 2015).

Dirigiéndose a los hermanos y hermanas dedicados a la vida contemplativa, el purpurado subraya que su preciosa vocación enriquece toda la comunidad eclesial: “Sois custodios y testigos de realidades fundamentales para el proceso sinodal que el Santo Padre nos invita a realizar”.

Asimismo, el Secretario General del Sínodo indica tres palabras centrales en la vida monástica y contemplativa, que ayudan en la vida de la Iglesia y en el compartir con los demás: escucha, conversión y comunión.

La escucha

En primer lugar, el cardenal Grech habla sobre la importancia de la escucha, un punto en el que el Papa ha hecho hincapié recordando que “una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, consciente de que escuchar es más que oír”.

El purpurado puntualiza que la vida monástica y contemplativa ha puesto siempre al centro la experiencia de la escucha, hasta el punto de que a menudo las reglas monásticas de las distintas tradiciones, “no son más que recopilaciones de expresiones bíblicas y evangélicas”, para afirmar que la vida monástica y contemplativa es una “encarnación de la Palabra de Dios escuchada”, meditada e interiorizada.

Algo que también encontramos presente al comienzo de la Regla de San Benito, el padre del monacato occidental: «¡Escucha, hijo!». (RB, Prólogo).

Por tanto, esta invitación a la escucha impregna toda vuestra vida -añade Grech- empezando por la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras y terminando por la escucha de los hermanos y hermanas de la comunidad, y de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

La conversión

La segunda palabra central en la vida de los monasterios propuesta por el cardenal es la conversión:

“Un verdadero camino sinodal no puede prescindir de la voluntad de dejarse convertir por la escucha de la Palabra y de la acción del Espíritu Santo en nuestra vida”, explica Grech, afirmando que la vida monástica y contemplativa recuerda a toda la Iglesia que la invitación a la conversión está en el corazón del mismo anuncio de Jesús, que recorría las aldeas de Galilea diciendo: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca» (Mt. 4,17).

Además, el Secretario General del Sínodo resalta que la experiencia espiritual de quienes eligen la vida contemplativa como vocación, tiene mucho que aportar:

“En vuestra experiencia de vida comunitaria, vosotros sois expertos en un estado de conversión, tanto en los aspectos positivos como en las dificultades que no deben desanimar, sino que han de vivirse con verdadero espíritu de fe y esperanza”

La comunión

La tercera palabra propuesta por el cardenal es «comunión»:

“La comunión eclesial es el sello de discernimiento y verificación del camino sinodal. Con vuestra vida comunitaria, dais testimonio de la verdad de esta afirmación que podemos extraer de la historia de Emaús. De hecho, en la vida comunitaria, propia de la vida religiosa, se experimenta cómo la comunión, que no coincide con la uniformidad, es efectivamente el criterio para verificar un auténtico camino compartido en una perspectiva de fe”

“Sean ministros de la oración”

Y mientras nos acercamos a la apertura del proceso sinodal en octubre próximo, el purpurado alienta a los religiosos contemplativos a considerar una cuarta palabra que pertenece a las “cuerdas más profundas” de su vocación: la oración.

“En esta fase del proceso sinodal, no os pido que recéis en lugar de los demás hermanos y hermanas, sino que estéis atentos a la dimensión espiritual del camino que emprenderemos, para poder discernir la acción de Dios en la vida de la Iglesia universal y de cada una de las Iglesias particulares. Sed para todos, como los levitas y sacerdotes del Salmo, «ministros de la oración» que recuerdan a todos en la alabanza y la intercesión que sin comunión con Dios no puede haber comunión entre nosotros”

El cardenal Grech finaliza su carta pidiendo a los monasterios que sean custodios para todos «del pulmón de la oración» (EG, 262):

“Seguramente no faltará vuestra contribución en otros aspectos de los diversos momentos de nuestro camino sinodal, pero vuestra vocación nos ayuda, aunque sea solo con su presencia, a ser una Iglesia que escucha la Palabra, capaz de dejar que el Espíritu convierta su corazón, que persevera en la comunión y en la oración”

Lee la carta en la web del Sínodo, en este enlace


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