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La vida de Adèle

Publicado el 03 febrero 2014 por Justmebymyself @annalfaro

Quizá antes de seguir leyendo y aventuraros a posiblemente descubrir demasiados detalles de una película que aunque muy comentada, cabe la posibilidad de no haber visto... os advierto: hablo para los que la vieron o quizá para quiénes no desean verla. Si vuestra intención es disfrutarla sin saber mucho de antemano, detener vuestra lectura, por mucho que me pese alejar lectores de mi humilde blog. Si ya la conocéis, os invito a continuar.

La vida de Adèle

Escribo sobre la película por el impacto que me causó, no por el que parece haber causado a la sociedad. Deseaba verla desde el primer momento que supe de ella y aunque no inmediatamente y aunque no en mi idioma, saboreé cada instante de las tres horas que dura esta maravilla cinematográfica. Será posiblemente igual de buena que miles de películas, pero la veracidad de la narración, el lujo de los detalles, la perfecta actuación de las protagonistas y su conexión que arranca al espectador de la silla y lo sube a la pantalla... Me estremecen y me enamoran, y me hacen saltar las lágrimas, como tantas cosas lo hacen en esta vida. No vais a leer una crítica al uso, para bien o para mal, no soy crítica cinematográfica, aunque no me importaría serlo. Tan sólo me apetecía escribir sobre lo que para mi es bonito de esta historia de amor tan intensa.

Adèle llora y yo soy una persona que llora. Llora mucho. Y me gusta ver que no soy la única. En realidad pienso que es bello, llorar. Lloro de pena, de alegría, cuando las cosas de la vida, que son muchas, me tocan de verdad... Supongo que es un "tic" sensible que nos toca a algunos (y me alegro de ellos). Adèle llora, llora mucho y desconsoladamente. Yo también lo hice y lo continuo haciendo. A veces es necesario, te libera, te desata, te tranquiliza, te relaja. A veces, es un llanto gratuito, pero siempre, es sincero, real, intenso. Lágrimas que se derraman con y sin motivo. Quizá la película me hizo llorar poco, pero no dejó de tocarme desde el primer minuto y de permitirme participar de ella.

A sus protagonistas, las vivo a las dos, las siento y las pienso y me veo en sus pieles. Adèle y Emma. Tan distintas y tan similares...

Y también se come. Se come con deseo, con voracidad, sin vergüenza y sin temores. Los espaguetis son también protagonistas. Grandes platos y segundas raciones en casa de Adèle que no preocupan, que no perturban su mente, que no causan temor por los kilos (algo que preocupa a la mayoría). Y se muestra el cuerpo con total tranquilidad y espontaneidad. Deambula desnuda por la casa, delante de Emma, sin temor, sin vergüenza. Muestra su cuerpo, sus curvas sin pudor dejándose devorar por la mirada de su amada, por esa pasión que sienten la una por la otra, desviviéndose por lo que experimentan entre ellas, esa unión tan perfecta, tan profunda, tan real. Y es que ella es preciosa, voluptuosa y real. Pero Adèle es también tímida. A menudo no habla, se queda callada, se pasea entre la gente observando, sin decir nada, con miedo, apartada del resto, sin sentirse parte del grupo, sintiéndose incómoda, perdida, sin ningún tipo de sensación de permanencia. Reconozco que me identifico con esos momentos. Se trata de algo quizá más psicológico que real. Nadie la rechaza, nadie está en su contra... pero son dos mundos distintos y no se siente partícipe de él.

Adèle se entrega cuando se enamora y siente dolor cuando expresa este tipo de cosas, rompiéndose en mil pedazos: "Me duele no besarnos, tocarnos, respirarnos". Eso también me ha dolido a mí, nos ha dolido a la mayoría cuando sufrimos penas, rupturas o la distancia se interpone.

Y me siento sola con ella cuando Emma pinta hasta tarde con otra amiga en la casa de esta, mientras Adèle la espera en casa cocinando y esperando cenar juntas. Padezco y pienso como ella, sufriendo a su lado, en silencio, cuando regresa tarde por la noche, pensando mil y una cosas que dañan y destrozan el corazón. Me hago las mismas preguntas que ella, creo las mismas historias en mi cerebro y siento los mismos miedos. Los miedos que la llevan a hacer algo que no comparto, que no haría, pero que ella necesita. Algo que quizá muchos esperaríamos más de su compañera, con esa fachada aparentemente dura y copada de seguridad. Traiciona y pierde al amor de su vida por no hablar, por no compartir sus miedos ni sus temores, algo que también nos ha hecho sufrir a la mayoría. Es curioso que en un mundo tan "comunicado" con las nuevas tecnologías, no sepamos comunicarnos con quien tenemos al lado y probablemente más queramos. Quizá en las escuelas se debería incluir algún tipo de asignatura que ayudara a expresar lo que se siente, potenciar la expresión y las habilidades verbales y profundizar más en la inteligencia emocional.

Por su silencio (y traición), Adèle se queda sin nada. Y es en ese momento que siento exactamente lo que siente Emma. El engaño, la herida, la traición más dura que es precisamente la inesperada de la persona amada.

Esta película me ha dejado alterada y afectada. Me ha tocado hasta lo más hondo. Me ha llevado a mi yo más interno, más mío, más propio, más personal... Y hace que te replantees mucho. Que pienses sobre ti, tus proyectos, tu alrededor... y en momentos no sepas ni dónde perteneces. Una historia tan hermosa e intensa, extremadamente sensible que puede incluso hasta doler. Una película de una calidez enorme, una película que normaliza lo normal cuando muchos todavía no lo viven como lo que es. Es increíble que todavía hoy, en puro siglo XXI, ver a dos mujeres amarse, cree tanto revuelo (de todo tipo).

Ahora quiero compartir con vosotros una buena crítica profesional (una de las muchas que he leído) y en concreto un par de frases. Leyéndolas, me he sentido tremendamente de acuerdo e identificada con muchos de los comentarios, incluso con las palabras de Julie Maroh, autora del cómic original:

"A excepción de algunas escenas, me parece una exhibición brutal, quirúrgica, exuberante y fría del sexo entre mujeres, convirtiéndolo en pura pornografía, y eso me pareció de muy mal gusto". Yo no hubiera dicho mejor lo que Maroh declara con esta frase. Demasiado explícitas, para mi gusto, mostrando algo tan bello y hermoso, de un modo que parece no serlo. La maravillosa conexión entre las chicas, se rompe con estas escenas de sexo frío y carnal. Se pierde la sensualidad y se centra en el sexo puro y duro.

"stops mistaking baring your body for baring your soul, and instead listens to women when they're explaining with words and with actions - and even with expressive faces up in his lens - what it means to be in love, to be terrified, and to be heartbroken

Ya para terminar, como no, mencionar LA CANCIÓN: " I follow rivers" de Lykke Li. Conocí a esta cantante en 2008 cuando viajé a Berlín en un viaje de introspección. La banda sonora de aquel viaje, fue precisamente el disco de Lykke Li, Youth Novels y desde entonces, esta artista forma parte de mi historia de un modo importante y significativo. "I follow rivers". Una canción que significa, que transmite, que aporta, que remueve. Ver a Adèle bailando esa canción que tanto me ha hecho sentir, ver como se deja llevar, como se libera, como en su mundo, en sus pensamientos, se deja arrastrar por la música... me pone la piel de gallina. Cierro este post con ella. Espero disfrutéis de la música y por supuesto, de la película.

Gracias por estar ahí

La vida de Adèle


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