Revista Cine

La Vida de Adèle o el Azul es un Color Ardiente

Publicado el 06 febrero 2014 por Cinehólico
Yo creo en  el cine como vehículo para expresar emociones, para hacer sentir a muuuchos lo que alguien con su equipo de trabajo espera que se concrete en un acto creativo que sobre todas las cosas, es humano. Y esto hace este film que se llevó la Palma de oro en Cannes el año pasado. La historia de amor que cuenta es tan real como explosiva. Adèle y Emma se conocen y se enamoran.  Adèle   todavía está en el colegio, Emma (Léa Seydoux) termina sus estudios como artista plástica.  Adèle  ( Adèle Exarchopoulos)  está descubriendo su verdadera preferencia sexual. Se aman con todo y deciden estar juntas. Gran parte del metraje vivimos con voyeurismo obligado más no agresivo, al contrario, sus jornadas amatorias son tan reales como sublimes. Se disfrutan y hasta se aprende de ellas. 

La Vida de Adèle o el Azul es un Color Ardiente

Léa Seydoux y Adèle Exarchopoulos 


Aunque la película ha causado controversia por esto, el sexo  es secundario, el verdadero placer es la vida de Adele que da título a la película. Adele a cada instante vive con  intensidad mientras es inocente de la sensualidad que emana. Con detalle vemos el crecimiento de la protagonista de niña a mujer, su irremediable e irrenunciable amor que tanto le duele como le favorece. Para mí esta es una de las mejores historias de amor del cine y sobre todo es un canto a la vida de todos llena de sorpresa, miedo, amor, expectativas y esperanza. Yo me quedo con Adèle por siempre, me enamora su capacidad de ser ella misma. El resultado es una película inolvidable, un canto a la libertad,  aunque en la realización las protagonistas hayan vivido un infierno en el proceso gracias al método sádico y exigente del director Abdellatif Kechiche, muy común en grandes realizadores que buscan sacar lo máximo de sus actores y actrices con métodos muchas veces, non sanctos. PARA RECORDAR.

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