Después de leer el Cantar de Mio Cid, vuelvo a los clásicos con La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades. Al igual que en el caso anterior, he leído este libro gracias a la carrera de Lengua y Literatura Españolas que estoy estudiando en la UNED y, nuevamente, me alegro de haberlo leído porque lo he disfrutado muchísimo.
Aunque mucha gente había leído esta novela en el colegio o en el instituto, ese no era mi caso así que me acerqué a esta historia con pocas expectativas, con una ligera idea de lo que me iba a encontrar y con la recomendación de mi chico, que la leyó hace unos cuantos años y disfrutó mucho con la lectura. Y lo mismo me ha pasado a mí. Lazarillo de Tormes se lee en una tarde, en un suspiro. A pesar de estar escrita en castellano antiguo, la lectura es muy ágil, amena, divertida, entretenida y, sobre todo, atrapa y seduce desde la primera hasta la última página, por lo que resulta difícil dejar de leer. A pesar de ser una novela escrita hace tantísimo tiempo, el argumento no ha envejecido en absoluto, no ha perdido actualidad y, por el contrario, es muy fácil sentirse identificado con el pequeño Lázaro. La novela está dividida en siete tratados o capítulos y en cada uno de ellos un Lázaro adulto cuenta a Vuestra Merced, una figura de autoridad, poder y buena posición social que en ningún momento desvela su identidad, y, al mismo tiempo, también a los lectores, cómo fue su vida cuando era un niño, cuando sólo era Lazarillo y no Lázaro de Tormes. En el primer capítulo conocemos los primeros años de su vida y su relación con su madre, su padrastro y su hermano y el tiempo que convivió con un ciego al que sirvió de lazarillo. En el segundo relata todo lo que le ocurrió viviendo con un clérigo. En el tercero, lo que le tocó vivir con un joven escudero. En el cuarto, lo que padeció viviendo con un fraile de la Merced. En el quinto capítulo o tratado Lázaro nos habla de las aventuras y desventuras que sufrió en compañía de un buldero, un vendedor de bulas. En el sexto recuerda los acontecimientos que compartió junto a un capellán y, por último, en el séptimo nos relata su convivencia con un alguacil y, sobre todo, su vida junto a su mujer. No quiero desvelar el final de la obra, que al menos a mí me sorprendió mucho y me hizo reflexionar, pero sí quiero destacar lo mucho que me ha llamado la atención las cuestiones que tienen en común los siete tratados o capítulos de esta novela dura, cruel, injusta pero que al mismo tiempo también es divertida, tierna y esperanzadora. Es imposible no sentirse identificado con el pequeño Lázaro y no sentir pena por él al verlo pasar tanto hambre y tantas penurias a lo largo de toda la historia. Lazarillo nos transmite lástima y, sobre todo, muchas ganas de cuidarlo, de protegerlo y de ayudarlo. Porque él lo único que quiere es seguir adelante, avanzar en la vida, conseguir una buena posición social y, ante todo, no pasar hambre. Es el hambre el que lo convierte en un niño tan inteligente, tan despierto y, por qué no decirlo, tan travieso. Pero, por muchas travesuras y jugarretas que les hace al ciego, al escudero, al fraile, al buldero, al capellán o al alguacil, el pobre Lazarillo siempre sale escarmentado de todos sus amos, porque, haga lo que haga, ellos siempre van un paso por delante, son más listos que él, aunque al principio parezca todo lo contrario. Me he reído muchísimo con las diabluras de Lazarillo y también con la astucia y las lecciones de sus diferentes amos. Las muchas anécdotas y situaciones que Lázaro va recordando a lo largo de las páginas no dejan de sorprendernos y de arrancarnos una sonrisa e, incluso, en muchos casos, hasta una carcajada. Y así, a base de errores, de palos, de situaciones injustas y de pasar mucho hambre, el pequeño Lázaro irá madurando y aprendiendo a sobrevivir pase lo que pase. Porque a Lazarillo lo único que le importa es seguir hacia adelante, cueste lo que cueste, y por eso se adapta a cualquier situación que le toca vivir, sea buena, mala o, como ocurre en la mayoría de los casos, peor. Él lo que más desea es conseguir un buen trabajo y una buena posición social que le permitan vivir bien el resto de sus días, sin pobreza, penurias ni hambre. Pero no sólo él. Eso es lo que buscan todos los personajes de la novela, y cada uno se las ingenia como puede para conseguirlo. Porque en aquella época, como en esta, el trabajo y el dinero lo eran todo y tener una buena casa, buena ropa y, en definitiva, guardar las apariencias, era lo único importante. Parece que, por mucho tiempo que pase, las cosas no han cambiado tanto. Al final va a resultar cierto eso de que no hemos inventado nada.Revista Libros
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades
Publicado el 25 noviembre 2010 por Goizeder Lamariano Martín
Título: La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades Autor: Anónimo Editorial: Espasa Calpe Año de de la edición: 1994Páginas: 156ISBN: 8423918122