La vida debe saber bien…Por César del Campo de Acuña
Hoy Degustamos: Natillas de huevo Goshua
Amigos de la manduca, hambrientos carpantas, comilones de pro, especialistas en el uso del tenedor, tragones y aficionados a la cuchara sean bienvenidos, una vez más a, La Vida debe Saber Bien, el pequeño rincón dedicado a la ingesta de esas pequeñas y poco exclusivas chucherías que nos hacen tan felices y dichosos. En esta ocasión nos daremos el gustazo de hacer las veces de conejillos de indias para todos ustedes con uno de esos productos que son capaces de ganarnos única y exclusivamente por su impecable presentación, hoy probaremos las Natillas de huevo de la marca Goshua.
Lo primero que llama la atención de estas singulares natillas es su estupendo embase. Imagínense a ustedes mismos paseándose por el colorido pasillo de los refrigerados en busca de alguna gollería que adquirir para darse un pequeño y humilde homenaje. Repasan yogur de colorines tras yogur de colorines, flanes de todo tipo, cuajadas, innumerables postres chocolateados, arroz con leche…nada, que no encuentran algo que les tiente lo suficiente hasta que de repente, se topan con los estantes dedicados a las natillas y refulgiendo entre tanto recipiente de plástico se encuentran un embase de barro, que no solo aparenta contener el maná en cuanto a natillas se refiere, sino que además parece ser el dueño de una maquina del tiempo que te traslada a la primera cucharada a tiempos más sencillos y de sabores más puros. Miras el precio y maldices entre dientes (son algo caras) pero estas convencido, las Natillas de Huevo Goshua se van contigo a casa.
Ese relato imaginario, se parece bastante al que me ocurrió a mi cuando descubrí por primera vez estas natillas hace ya años y desde entonces, de cuando en cuando, compro uno o dos de estos impecables botecitos (muy prácticos si los conservan). Evidentemente se trata de un producto de calidad superior a la media y es bastante probable que su elevado precio se deba al recipiente de barro cocido que contiene estas deliciosas natillas, pero que demonios. Un día es un día.
Cada embase contiene unos 140 gramos de unas natillas de huevo realizadas con los siguientes ingredientes: leche, azúcar, yema de huevo pasteurizada 9%, nata, almidón de maíz y aroma de vainilla. Puede que leyendo esto lo de postre casero, se quede un poco en nada, pero oigan, están riquísimas. Su textura, el aroma y fundamentalmente su sabor las encumbran a lo más alto del podio de la balda dedicada a las natillas en la sección de refrigerados y aunque sean un producto algo caro si son aficionados a este tipo de postres y no se dan muchos más caprichos no deberian dudar a la hora de convertirlas en uno de sus caprichos habituales.
Las Natillas de huevo de la marca Goshua son tan buenas que no me extrañaría que muchos restaurantes las hicieran pasar como propias (y no duden que en la carta además tendrían la desfachatez de bautizarlas como caseras) y dicho esto, creo que lo mejor que pueden hacer es probarlas si aun no lo han hecho. Un acierto para el paladar que puede agujerear un tanto el bolsillo.
Puntuación:
Cuatro cucharas sobre cinco.
Combinaciones/Recetas:
Les contare una combinación que le he visto hacer a mi padre en infinidad de ocasiones. Viertan las natillas sobre una pequeña fuente circular. Si tienen un quemador pongalo a calentar (es como un atizador para el ganado pero domestico). Espolvoreen generosamente azúcar glas sobre las natillas. Esperen a que el quemador se caliente (no esperen hasta que se funda o este al rojo…no me sean cenutrios) para pasarlo levemente sobre la superficie azucarada de las natillas (cuidado con la humareda que van a desatar) para conseguir una costrita de caramelo insuperable.
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