La vida debe saber bien…Por César del Campo de Acuña
Hoy Degustamos: Butterfinger de Nestlé
Orondos comilones, tragaldabas anónimos, hambrientos carpantas, amigos de las viandas, aficionados a mover el bigote sed bienvenidos una vez más a esta vuestra sección, La Vida debe Saber Bien, donde probamos todos esos productos “enlorzantes” que tanto nos gustan y que tan culpables nos hacen sentir después de ingerirlos (especialmente si nos comemos una caja de o una bolsa de). Repasando los diferentes artículos he comprobado con estupefacción que nunca le hemos dedicado uno a las hipercaloricas pero súper deliciosas chocolatinas y par diez que vamos a poner remedio a eso.
En esta nueva entrega enfrentare mi paladar a una chocolatina que me ha sido esquiva durante años, concretamente desde septiembre de 1999 cuando la pude ver anunciada por Homer Simpson (mientras este decía: MMM…Bite sized) en la contraportada de la WWF Magazine. Si no tienen esa revista, o no tienen ni repajolera idea de que porras estoy hablando es probable que no sepan que me refiero a las chocolatinas Butterfinger de la marca Nestlé (que por cierto han sido motivo de mofa y befa por los propios Simpson en al menos un episodio).
El producto en si son unas laminas de mantequilla de cacahuete con una textura parecida a la del tofe recubiertas por chocolate Nestlé. Lo primero que llama la atención es su gran tamaño (en un mundo paralelo en el que las chocolatinas van a las duchas Butterfinger avergonzaría a Mars, Snickers y Huesitos por su tamaño). 59,5 gramos de peso envueltos en un inconfundible envoltorio de plástico de color amarillo. Cuando la desenvuelves no recibes un fogonazo a cacahuete (aunque tampoco a chocolate) ya que no tiene gran aroma en general. El primer mordisco lo haces con cierto recelo (parece que tu cerebro te intenta decir que deberías haber escogido una de las barritas chocolateadas con las que ya estas familiarizado en lugar de optar por una nueva) fundamentalmente porque no sabes que te vas a encontrar. Una vez lo haces notas una textura algo duras y un relleno que recuerda levemente a un milhojas prensado con cierto sabor a cacahuete.
Ahora mismo pueden estar pensando que menudo asco de aperitivo pero lo cierto es que a medida que vas dejando que el sabor crezca en tu paladar a la par que te acostumbras a su diferenciada textura vas apreciando a esta chocolatina más y más (especialmente si les gusta la mantequilla de cacahuete tanto como a mi). Esta muy, muy rica y aunque el relleno se queda pegado a los dientes (mucho cuidado con los empastes) una vez terminas una te apetece otra. Puede que su extraña combinación entre dulce y salada la convierta en una chocolatina única.
Lo peor: el precio. Una vez más estamos hablando de un producto de importación que no podrán encontrar, desafortunadamente, en cualquier tienda. Solo lo venden en tiendas especializadas, algo que siempre equivale a un aumento de precio sustancial (máxime si lo comparamos con productos similares).
Mi veredicto con respecto a Nestlé Butterfinger es positivo. Si les gusta la mantequilla de cacahuete y las chocolatinas estoy convencido que les encantara y si les gusta probar cosas nuevas de cuando en cuando también.
Puntuación:
Tres cucharas sobre cinco.
Combinaciones/Recetas:
- Lo cierto es que no se me ha ocurrido ninguna. No creo que, en general, ninguna chocolatina merezca ningún tipo de aliño y/o preparo.