Ha pasado ya más de un año desde que nuestras vidas se vieron truncadas y modificados debido al virus conocido como COVID 19. Seguros que todos conocemos gente que tiene una historia que contar, sus experiencias no siempre buenas, familiares y amigos que ya no están con nosotros, proyectos de vida que han desaparecido o bien que no se han llegado a poner en marcha.
La vida en Singapur durante este año no ha sido diferente a la de cualquier otro lugar. Las infecciones empezaron en los dormitorios de los obreros de la construcción y se fueron extendiendo por todo el país. Se puede decir que Singapur hizo un buen trabajo durante el cierre del país (lockdown) tratando de minimizar el riesgo de infección. Se cerraron casi todas las actividades comerciales, turísticas e incluso reuniones familiares y religiosas. El aeropuerto de Changi vio reducida su actividad a solo vuelos humanitarios de rescate. Se perdieron muchos puestos de trabajo.
Han llegado las vacunas y aquí en Singapur han sido bien recibidas y marcha todo bien en la carrera por alcanzar al 100 % de la población, pero no podemos bajar la guardia y olvidar que el más mínimo aleteo de una mariposa puede volver a causar algo parecido.
A pesar de todos esos contratiempos, la recuperación ya es visible en las calles, todavía existen algunas restricciones en el movimiento de masas, pero se visualiza una energía similar a la existente a principios de 2020 cuando este pseudo-apocalípsis visitó nuestras vidas.
Así que mandamos un cálido recuerdo a todos y esperamos verles por Singapur muy pronto.