Revista Opinión

La Vida es Bella

Publicado el 16 diciembre 2017 por Carlosgu82

Ayer por la noche tuve la oportunidad de ver de nuevo esta maravilla del Séptimo Arte titulada La vida es Bella.

Ya la había visto en un par de ocasiones antes, pero como mi hija está estudiando el tema de los campos de concentración, nos pareció buena idea para meternos un poco más en el tema.
Es una película Italiana, estrenada en el año 1997, y está dirigida, escrita y protagonizada por un genio llamado Roberto Benigni.

Entre los premios obtenidos (aunque bien un total de 40) se encuentran el Goya a la mejor película europea, y el César a la mejor película extranjera, y 3 Oscars.
Es una película, que durante la primera parte, no hace más que robarte sonrisas gracias a su protagonista.

Alguna vez en la vida me gustaría encontrarme con una persona de sus características, feliz de haberse conocido, sociable, amigo de sus amigos, un carácter afable y simpático, y sobre todo un fondo de persona maravillosa.
Hay muchos actores pero los principales son:

Roberto Benigni: Guido, hombre de fieles ideales y que intenta que todo a su alrededor sea bueno.
Giustino Durano: Eliseo, hombre mayor y tío de Guido, para el cual trabaja.

Sergio Bustric: Ferruccio, amigo del prota y seguidor fiel.
Nicoletta Braschi: Dora, profesora de colegio que robará el corazón de Guido

Marisa Paredes: Madre de Dora, papel breve.
Amerigo Fontani: Rodolfo, prepotente hombre funcionario, que es novio de Dora.

Giorgio Cantarini: Guiosue, a este os lo descubro un poco más tarde.
Horst Buclloz: Dr. Lessing, es un médico nazi, que frecuenta el hotel, y junto con Guido es gran aficionado a las adivinanzas.

Esta película es sencillamente un canto al amor, tanto al filial, cono al de la pareja como el apego a la familia.
Sus valores son enormes, es maravilloso ver como alguien. a pesar de las adversidades, siempre tiene una sonrisa en los labios, unas palabras de ánimo, y unas ganas enormes de vivir.

Para entender esta historia, nos debemos poner en el contexto, nos encontramos en el año 1939, época donde el fascismo en Italia se salía de la media, y el antisemistismo estaba a la orden del día.
Os cuento de que va:

Guido viaje en coche con su gran amigo Ferruccio, camino de un pueblo llamado arresto, ya que allí se encuentra su tío Eliseo, al igual que él de origen judio. Éste regenta un hotel y Guido trabajará allí de camarero.
Una avería en el coche hará que se paren en un diminuto pueblecito justo antes de llegar, allí conoce a Dora, y dese el primer momento en que la ve se enamora perdidamente de ella ( a pesar de que ella es una clase social superior), se va a convertir en su Princesa.

“Por si alguien lo desconocen en la vida real son matrimonio”
Guido es consciente de que Dora está un poco lejos de su alcance, por posición social, pero sobre todo porque se encuentra prometida con un fascista de malas pulgas llamado Rodolfo.

Sus encuentros casuales en ese pequeño pueblo es algo que los dos ansían cada vez más, y ella poco a poco se enamora de ese hombre que siempre le hace reír y le saluda con un sonoro “Buenos días Princesa” (y no es que sea lo que dice, es como lo dice, te entran ganas de ser esa mujer a la que miran con tanto amor, devoción y admiración).
El cambio politico va en aumento. Guido no sin pocas dificultades consigue abrir la librería de sus sueños.

Pasan los años, se casan, y tienen a un niño (guapísimo por cierto) al que llaman Guiosuè, es super gracioso, lo conocemos cuando debe tener unos 5 años, y con su mirada se come toda la pantalla.
Justo el día del cumpleaños del niño, cuando Dora vuelve a casa, se encuentra la puerta abierta, y todos los preparativos de la fiesta tirados por el suelo. Como la situación con los judios no es buena, se teme lo pero, y se va directamente a la estación de tren.

Allí intenta hacerle entender a un soldado alemán que su marido y su hijo se encuentran en el tren, que es un error, que deberían bajar.
Como el oficial le dice que es todo correcto, ella hace alarde del profundo amor que siente por ellos y solicita voluntariamente subir a ese tren, aún sabiendo a lo que se expone.

¿Como le explicas a un niño tan pequeño que su vida de antes ha desaparecido?
Pues no se hace.

Guido hace alarde de su maestría y de su don de gentes, y consigue que su hijo crea que se encuentra dentro de un gran juego, hay que conseguir 1.000 puntos y donde el premio es el sueño de ese niño ¡ Un carro blindado¡
E niño que adora a su padre se lo cree todo a pues juntitas, y cumple las normas básicas a rajatabla, no llore, no pedir ver a su mama, no pedir la merienda…. ¡¡ Santa Inocencia¡¡¡¡

Las fuerzas le flaquean en algún momento, porque se pasa el día escondido y está muy solo, pero la idea del gran premio le hace mantenerse firme.
No quiero contar nada más, porque esta es la parte más hermosa y emocionante.

Aqui queda patente que en este mundo no hay más amor incondicional y sin reservas que el que unos padres profesan a sus hijos, y que cualquiera seriamos capaces de dar la vida por ellos.
Supongo que casi todos la habréis visto, pero en el supuesto que alguien la haya pasado por alto, os animo a visonarla.

Durante casi dos horas las risas y las lágrimas van a ser inevitables, y al final (por lo menos yo) uno desea ser un poco Guido.


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