…Tú haces que ese momento sea muy especial. Y no me refiero a que tu presencia sea tan valiosa que haga que el momento sea así de especial sino más bien que…. tú te lo estás INVENTANDO todo.
Son tus pensamientos los que te hacen ver ese lugar como algo exclusivo y que te dicen que esa experiencia, además de ser especial, sólo la puedes tener en ese lugar. Curiosamente, el hecho de mantener esas ideas te hace experimentar precisamente eso mismo del lugar.
Si abstraes la esencia de la experiencia de estar en esa terraza, te darás cuenta que la mayoría de los elementos que confieren el valor que le das, son elementos creados por tu mente y por consiguiente son ILUSIONES. Sentirte más afortunado por impresionar a tu pareja, por poder entrar ahí, por poder pagar la factura, por ver lo atentos que son contigo los camareros, o por dejarte ver ante determinado círculo social, son aspectos a los cuales estás otorgando un valor subjetivo, irreal y totalmente ficticio. Si consigues ver lo que te estoy diciendo, seguramente reconocerás que los elementos que definen la experiencia de estar en esa terraza lujosa son mucho más sencillos y están mucho más a tu alcance en tu vida cotidiana de lo que te imaginas. De esta forma reconocerás que existen incontables lugares con vistas hermosas que pueden ser apreciadas gratuitamente. Reconocerás que siempre podrás saborear un buen vino de tu casa mientras las contemplas y que tu nueva pareja realmente desea estar contigo y no con todo lo que parecía ser tan “especial”.
El ejercicio de abstracción nos permite llegar a la esencia de las cosas, al corazón de la fruta que guarda el sabor más puro, al verdadero sentido de la existencia. Cuando lo ponemos en práctica en cualquiera de las experiencias de nuestra vida tiene la particularidad de presentarnos un mundo mucho más simple de lo que normalmente estamos acostumbrados a percibir. Una simplicidad que nos desconcierta precisamente porque nos cuesta entender que la vida sea algo tan simple. Esa simplicidad está en ti.
La idea de necesitar algo es lo que nos hace experimentar la ausencia de eso mismo. Cuando pedimos algo al universo en realidad estamos afirmando que eso mismo NO LO TENEMOS y por consiguiente presenciamos, sentimos y vivimos la ausencia de eso que creemos necesitar. En cambio cuando reconocemos ( de corazón y no de forma intelectual) que no existe tal necesidad es porque hemos encontrado una alternativa a nuestro deseo; La alternativa es fluir con lo que la vida ya nos ha puesto delante nuestra. Porque mucho antes de que deseemos las cosas, la vida nos pondrá delante aquello con lo que podremos fluir en esa dirección.
Luego la abstracción te conducirá hasta la simplicidad y la esencia de las cosas y de la vida. Desde allí podrás reconocer y sentir el río con el que ahora fluyes y con el que siempre has fluido, llevándote en su regazo, totalmente protegido…