Revista En Femenino
Ultimamente estoy pensando mucho en lo que los psicólogos llaman "factores de riesgo". Cuando una persona o una pareja quiere adoptar, un equipo de psicólogos y trabajadores sociales tiene que hacerles una valoración y lo que principalmente quieren detectar - si no me equivoco - con "factores de riesgo", que son cosas que podrían desaconsejar una adopción en el momento en que la familia lo está solicitando.
Un factor de riesgo podría ser algo tan alarmante como unos antecedentes criminales, pero también se podría encontrar en algo transitoria como una situación económica inestable. Los motivos que los futuros padres dan para adoptar también pueden ser considerados "factores de riesgo" porque los estudios sobre familias adoptivas han demostrado por ejemplo, que adoptar para "sustituir" a un hijo perdido o para tener ayuda en casa o compañia durante la vejez ponen en riesgo la posibilidad de crear una verdadera relación padre-hijo.
Una vez que lleguen nuestros hijos, seguimos con el tema de "factores de riesgo", pero ahora me parece que la situación cambia bastante. Ya son factores que quizás lleguen con nuestros hijos y que son nuestros. Tenemos que asumirlos y tomar decisiones sobre qué hacer respecto a ellos.
¿Cuáles son los factores de riesgo en la vida de nuestros hijos?
El haber pasado tiempo en un orfanato
Una nutrición inadecuada
Falta de afecto
La edad con la que fueron adoptados
Abusos o negligencias
Recuerdos traumáticos
El tiempo perdido
Inseguridad
Dificultados para formar lazos de apego...
Hay muchos factores diferentes y creo que es demasiado fácil sentirnos abrumados por ellos. Pero últimamente se me ha ocurrido que esos mismos "Factores de Riesgo" también pueden ser "Factores de Resiliencia" muchas veces - es decir, factores que motivan a nosotros y a nuestros hijos a superar los retos que suponen y a salir adelantes y a encontrar lo bueno que hay a pesar de lo que pasó antes.
Estoy de acuerdo con que los técnicos tienen que enfocarse en factores de riesgo durante el proceso de adopción. Pero creo que incluso durante esa fase, deben comenzar el proceso de formar a los futuros padres sobre este hecho - de que los factores de riesgo muchas veces se pueden llamar de otra manera, que en muchos casos tenemos la opción de convertirlos en factores de resiliencia.
Si no, fácilmente nos centramos en lo negativo sin ver todo lo que podemos hacer y conseguir.
Porque la verdad es que después de todo, quizás la vida misma es el mayor factor de riesgo que hay. Todos los días nos enfrentamos a ella con sus miles de pequeños retos y salimos adelante. Somos resilientes. Muchas veces lo único que hace falta para hacer lo mismo ante los grandes retos es un cambio de mentalidad.