Revista Cultura y Ocio

LA VIDA LOCA {Relatos breves}

Publicado el 03 junio 2024 por Frank Paya @payafrank
LA VIDA LOCA {Relatos breves}

Al nerviosismo de preparar la lectura del proyecto fin de carrera, Juan unía la preocupación por el comportamiento de su madre. Si antes era discreta y educada, siempre en segundo plano de forma deliberada, ahora, en poco tiempo, había cambiado tanto que a Juan el recelo le perturbaba hasta no dejarle concentrarse en lo suyo.

Su madre, Ana, se vestía con una ropa demasiado ajustada que le marcaba los pezones sobremanera. El largo de sus vestidos se había acortado, los escotes se habían pronunciado y mostraban parte de sus pechos provocativamente. Se ponía tacones imposibles y en los labios un rojo intenso que le hacía, a los ojos de su hijo, demasiado sensual para una mujer de cincuenta y cuatro años.

Su padre parecía no enterarse de nada, era demasiado condescendiente, pero para Juan su madre llevaba una vida loca.

Para acabar con las dudas, decidió seguirla al día siguiente. Como todas las mañanas, Ana salió de casa a la misma hora. Hacía frío, el otoño se estaba acabando y las últimas hojas de los árboles caían sin cesar. Ana se detuvo en la parada del autobús. Cuando este arrancó, Juan tomó un taxi.

-Siga al autobús -dijo al taxista.

Juan pensó que ahora descubriría la verdad, sabría si había otro hombre, algo que le tenía angustiado.

Ana bajó del bus en la parada del Hospital Clínico. Juan la siguió. Cuando al fin la encontró dentro del hospital estaba en una sala, sentada en un sillón reclinable con un gotero, en compañía de unas personas que parecían no pensar en nada. Algunas no tenían pelo y todas llevaban camisones menos su madre, que no consintió en dejar de lucir el vestido color grana que llevaba. Tampoco quiso quitarse los tacones, haciendo casi inútiles las calzas que le cubrían solo parte de los pies. Al verle entrar, Ana se sorprendió. Le hizo una señal para que se acercara y, con una sonrisa, le cogió la mano y le dijo:

-Tranquilo, saldré de esta. Seguro. No te lo dije para no interrumpir tus estudios. Ya te hubieras enterado más adelante.

Juan la abrazó con ojos llorosos y comprendió cómo su madre estaba desafiando a su destino. Ahora entendía su vida loca.

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