LA VIDA SE ACABA A LOS 60 Me salto mis propias normas, que para...

LA VIDA SE ACABA A LOS 60

Me salto mis propias normas, que para eso me las impuse yo, y recomiendo una película de hace un año y pico. A pesar de sus nominaciones en los Oscars no se habló demasiado de este largometraje. Será que trata de un hombre maduro y eso ya no interesa demasiado. Aunque no me gustaría a llegar a viejo, pienso que se exaltan demasiado las virtudes de la juventud. A partir de los 40 parece como si comenzaras un proceso de invisibilización y cada año, menos opaco eres, y yo me estoy acercando a marchas (¿de fiesta?) forzadas.

Su título es ‘The Visitor’ y trata de un profesor de unos 60 años que está viudo y su vida no tiene demasiados alicientes. La rutina se disfraza de días y está en modo bucle. Pero claro, algo pasará que teñirá el gris de la vida de este tipo. Y hasta aquí puedo escribir (como haría el guionista de las tarjetas de Mayra Gomez Kemp en el ‘Un, dos, tres’).

Historia donde los prejuicios raciales y generacionales explotan cuando se viven en primera persona, cuando las ganas de vivir te acercan a donde el cerebro te ponía trabas, a priori, infranqueables. Su director, Tom McCarthy, ya había debutado con la interesante ‘The Station Agent’ (en España, ‘Vías Cruzadas’) en la que los personajes solitarios también eran los protagonistas de una historia que dejaba muy buen sabor de boca.

‘The Visitor’ está inmejorablemente protagonizada por Richard Jenkins (el padre muerto de la maravillosa serie ‘A dos metros bajo tierra’) y merece la pena porque te muestra esperanzas tangibles de que la vida casi siempre puede mejorar. Aún cuando hayas pasado las seis décadas de existencia.

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