Revista Educación

La vida se gasta

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Te levantas por la mañana, y gastas. Gastas agua, gastas luz, que se pagan con dinero que pagas con tiempo de tu vida. Gastas para tener un espejo mayor y un lavabo de diseño a los que llegar cada mañana. Gastas para vestir de marca o a la moda. Gastas en un móvil mejor, en un coche mayor, en un reloj más caro.

Si eres de los que van con tiempo, mareas un café mientras escuchas las noticias, la mayoría malas, guerras, atentados, amenazas… Las buenas, algunas alegrías de tus deportistas favoritos, millonarios a los que admiras porque pueden gastar mucho más que tú, pero gastan menos. Pues, como decía Mujica en este vídeo, cuando uno gasta dinero, en realidad, gasta el tiempo que invirtió en conseguirlo.

Si eres de los que estiran el tono del despertador de cinco en cinco minutos, corres y sales con media chaqueta puesta y un trozo de pan a medio comer.

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Foto: Co’Report

En cualquier caso, llegas a un trabajo que no te gusta, a cumplir un horario agotador de lunes a viernes para poder tener dinero para comprar más ropa y más zapatos que te hagan más interesante el sábado por la noche, que es el único momento de “desconectar” de una vida que te ha arrollado como un tren. Y ahí vas, a ver si el alcohol te ayuda a olvidarte por un rato de que tu motivación en la vida es precisamente que llegue ese alcohol que te hace olvidar.

El alcohol y el capitalismo. Ese plasma dos pulgadas mayor que el anterior o ese nuevo sofá para el salón también te hacen olvidar en qué estás invirtiendo tu tiempo. Sin darte cuenta de que precisamente la ropa, los bolsos y los muebles que te sobran son la materialización de las horas, los días, los años que te faltan.

Te levantas por la mañana y te enfrentas a gastar un día más. Y así la vida se gasta.


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