Inicialmente las organizaciones adoptan una estructura artesanal. Cuando son jóvenes y pequeñas su equipo humano se reduce a un grupo reducido de personas donde el jefe es tan solo una persona cercana que trabaja codo con codo con el resto del equipo. La flexibilidad es la norma y las personas se coordinan a través de la comunicación informal. El trabajo se divide de forma natural, y las personas pueden intercambiar sus responsablidades y sus puestos de trabajo.
Conforme crecen las organizaciones, esta estructura artesanal se convierte en un lastre. Aparece la necesidad de directivos y supervisores que tomen decisiones y supervisen el trabajo de los demás. Esto supone la creación de niveles de dirección donde las personas se responsabilizan del trabajo de los equipos que tienen a su cargo. En principio se mantienen como estructuras muy flexibles y orgánicas que abominan de normas y procedimientos y que ven en esta flexibilidad una ventaja a la hora de adpatarse al entorno.
Sin embargo, llega un momento en que la supervisión de los directivos no es suficiente para controlar la actividad de la organización. La sobrecarga de trabajo que produce el crecimiento llega a un punto que puede colapasar la organización. Las organizaciones que consiguen evitarlo lo hacen recurriendo a la burocratización: formalizando y sistematizando el comportamiento y la coordinación de las personas. Esta formalización conlleva la aparición de analistas y controladores, personas cuya misión consiste en normalizar los puestos de trabajo, en definir la jerarquía de autoridades y en separar las tareas operativas de las tareas administrativas generando una organización más preocupada de la eficiencia interna que de la efectividad de mercado.
Cuando la organización se diversifica hacia diferentes líneas de producto y hacia varios mercados, la estructura burocrática se convierte en un lastre. Para superarlo la organización necesitará reinventarse de nuevo, se dispersará en una estructura basada en divisiones que respondan a las necesidades de cada mercado y cada producto. En su proceso de tranformación continua, adoptará estructuras matriciales, donde los puestos de trabajo estarán asociados a varios departamentos simultaneamente, o se configurarán como una red de personas que actúan como un pool de recursos que reciben encargos en forma de proyectos, tal vez adopte otras formas radicales en este proceso de adaptación continua.
Las organizaciones son organismos vivos. Funcionan como estructuras en constante cambio que evolucionan para adaptarse a su entorno. Si no lo hacen, su diseño organizacional será la principal causa de su destrucción. Apasionante.
NOTAS
Este proceso evolutivo de las organizaciones lo tomé prestado de Henry Mintzberg Aparece en La Estucturación de las Organizaciones. Está publicada por Ariel.