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2014 Coaching personal
LA VIDA Y LA MUERTE, SIMPLES (I)
Escrito por Miguel Benavent de B. Sin comentariosAyer pasé la tarde con una persona que sufre un estado avanzado de cáncer, seguramente irreversible. Como solemos hacer, charlamos distendidamente sobre la vida y la muerte, en un café y durante horas. Pienso ahora que quizás el cáncer sea una inivitación más para reflexionar sobre la vida, como lo es cualquier enfermedad de una cierta gravedad. Y es que demasiadas veces la muerte nos parece ajena y lejana, olvidando que está permanentemente a nuestro lado, lo queramos o no. Como también sé que la vida es muy obstinada para que aprendamos sobre ella todo lo que hay saber y a veces recurre a la amenaza de muerte para regalarnos su gran lección: Como amarla como merece y como confiar en ella…
Me sorprende ver la entereza que tiene esta persona. Su amor a la vida y a los pequeños detalles y gestos de ésta, que en otras circunstancias tal vez hubiera dejado pasar, distraída en el mundo ajetreado que llevaba. Pero, como álguien dijo “la muerte es el único juego que te da una vida de ventaja”. Alucino que tenga temple suficiente para pensar en los demás de su entorno y olvidarse de sí misma cuando lo hace. Pero la vida le recuerda cada tantos días que tiene el cuerpo dolorido, sobre todo después de las maratonianas sesiones de quimioterapia. Pero ella tiene el Alma a flor de piel y no teme a la muerte. Cree y ama a Dios. Eso le consuela y le permite vivir su dolencia con dignidad, hablando positivamente sobre el gran regalo de la vida que aún tiene, a las personas que hay a su alrededor e incluso al personal médico que la asiste desde hace meses. “Les he dado una lección”…
En nuestras largas charlas insiste que no va a dejarse vencer, por ahora. “Miguel, hay dos opciones: yo me adapto al cáncer y vivo tras él o él se adapta a mi manera de vivir” afirma con una sonrisa en los labios. Y vive así, a su manera de siempre, cada día que puede y sus dolores se lo permiten. Da lecciones de la vida, sobre cómo aceptar la muerte cuando al final llegue y cuida su cuerpo comiendo sano y haciendo gimnasia, cuando puede. No pierde su sonrisa, aunque en sus ojos se refleja el cansancio y el sufrimiento prolongado. Su pañuelo en la cabeza te recuerda su estado de salud. Intuye la presencia de la muerte cuando merodea cerca de ella, aunque también la ve distraerse con otras personas cercanas que se lleva, sin previo aviso. “Hoy, aún no es para mí”, afirma con certeza…
Seguirá…
Etiquetas: amor, cáncer, muerte, vida