Revista Cine
Director: Aki Kaurismäki
"La Vie de Bohème", la vida de tres amigos artistas en París, un escritor que no es publicado, un pintor cuyas pinturas no se exhiben en grandes salones y un músico cuyas melodías no pasan de las paredes de su habitación; perdedores, sin dinero casi, siempre un vaso de alcohol cerca, inventando cualquier cosa para sobrevivir al día a día, oscilando entre la firme coherencia artístico-política y la claudicación de los valores, aunque sea sólo para comer algo. Y eso es esta pequeña maravilla, agridulce maravilla llena de grandes imágenes, amén de un Kaurismäki inspiradísimo (brillantes las secuencias que parecen como salidas de la época muda del cine, como la escena del picnic) y un Timo Salminen, director de fotografía, cuyo blanco y negro es deslumbrante y febril, capaz de captar la derrota, el abatimiento, así como la muda y sorda belleza de las cosas. Una historia simple, sencilla, pero con grandes personajes y grandísimos actores: Matti Pellonpää interpretando al pintor albanés, inmigrante ilegal, acompañado siempre de su fiel perro Baudelaire; André Wilms interpretando al vehemente escritor Marcel Marx, que a pesar de todo no deja de vivir de literatura; y Kari Väänänen (el más discreto de los tres, pero encajando la mar de bien en el clima del grupo) como el músico algo prepotente pero muy amigo de sus amigos. Los acompañan secundarios de lujo como el gran Jean-Pierre Léaud, el mismísimo Samuel Fuller y, por supuesto, Évelyne Didi, que interpreta a la mujer que se enamora (y viceversa) del pobre pintor port... albanés.
Por decir algo, curiosamente como en el caso de "El hombre sin pasado", en "La Vie de Bohème" tampoco me interesó tanto o gustó mucho el aspecto romántico del relato, al menos no cuando adquiere tanta preponderancia dramática (ya por el final), pues pienso que este apartado armonizaba mejor con el conjunto cuando era una de tantas amarguras y/o triunfos dentro de la vida de estos tres buenos amigos, dado que el "conflicto" de la película es el duro día a día que estos amigos enfrentan a través de la camaradería y el apoyo incondicional, desinteresado, aunque, para qué estamos con cosas, qué mayor muestra de solidaridad que el tramo final.
Una película que no idealiza la vida bohemia, sino que la muestra en toda su cálida melancolía, en toda su inspiradora sucesión de carencias, en todo su duro y cortante encanto, en toda su amarga postrera satisfacción. En pocas palabras, una vida que no se le recomienda a nadie, ja, ja...
Estos pobres artistas... ¿valientes criaturas o tontos sin remedio?
En cualquier caso, brillante película. No distingo si es un Kaurismäki cansado y desolado o cruelmente irónico y mordaz o ingenuo y cándido, o quizás sea una mezcla, de todas formas en dicho misterio cabe la grandeza de esta maravilla.