El poder de la Viralidad
El crecimiento del desarrollo de las nuevas tecnologías y las redes sociales han hecho que las empresas vuelvan su vista a un nuevo término en auge «la viralidad». Su connotación negativa, normalmente relacionada con los virus de enfermedades, contrastas con su connotación bipolar en el caso de la red; bien puede ser una virus mortal, o uno que nos lleve al éxito, al menos una instantáneo.
El efecto viral es rápido, incontrolable, se expande por toda la red en minutos; un tuit, 10.000 retuits, 200 artículos sobre el tuit inicial…y ya está en boca de todos. En las últimas décadas el marketing nos ha enseñado a entrenarnos para canalizar nuestra imagen y la de nuestra empresa, nos ha ofrecido las técnicas para hacer uso del efecto del «boca a boca» eficazmente. Pero todos esos esfuerzos pueden desvanecer en unos pocos minutos cuando olvidamos el punto más importante: conocer a nuestro público.
En este sentido, debemos de contemplar el reino de las ideas; y de las subjetividad.
Como directivos, responsables, técnicos… nuestra visión es subjetiva, intentamos «objetivizarla» con la información que obtenemos de estudios de mercado, encuestas… Pero todo comienza en nuestra cabeza. Tenemos una idea, una estupenda idea. Cobra forma y la plasmamos, pero la seguimos manteniendo en el reino de las ideas. Finalmente la llevamos a cabo. Y algo falla. ¡Al publico no le ha gustado! ¿Dónde está la ovación que esperábamos? En el reino de las ideas.
Y esto, lamentablemente sucede más a menudo de lo que debería. Especialmente con estrategias dirigidas a los jóvenes. Estrategias que pretenden transmitir un entendimiento de estos que no concuerda con la realidad.
Aún recuerdo un anuncio de hace unos cuantos años (de Telecinco, si mal no recuerdo) en el que se instaba a los jóvenes a hablar con sus padres y el spot presentaba a un chaval completamente estereotipado y con sus padres entrando rapeando, el muchacho al principio sorprendido, pero después se unía a ellos. Podéis entender que el rap era lo más parecido a un MENDOZA, OZA, OZA, OZA.
Loewe Oro
Abrirse a un mercado nuevo, o hacerlo de una forma diferente, por ligero que sea el cambio (una nueva coleacción) y presentar una campaña publicitaria de este, es un gran riesgo, y una gran responsabilidad. Basar la campaña en un «estereotipo» que no concuerda en absoluto con la realidad, ni siquiera con la realidad del nicho de población al que no dirigimos, es un suicido.
Y esto es lo que ha sucedido con Loewe y su vídeo de presentación de su Colección Oro, un video con «jóvenes» que, en principio, pretenden representar a ese nicho de compradores jóvenes de Loewe (los cuales, me atrevo a decir, ya ha perdido) y que tienen una curiosa forma de utilizar los bolsos zarandeándolos y poniéndoselos encima de la cabeza.
El vídeo ha suscitado una gran polémica y su viralidad ha sido nefastamente exitosa. Una viralidad que ninguna marca prestigiosa como Loewe debe de poder permitirse, y ante la que no sirve la impasibilidad.
Juzgad por vosotros mismos:
Quien no entienda la melodía de «Medoza, oza, oza, oza» puede visitar este vídeo, no tiene desperdicio.