Revista Diario
Ya os he dicho alguna vez que mi santo y yo no somos demasiado católicos. Buena gente, sí, que lo cortés no quita lo valiente. Pero católicos, pues va a ser que no. Así que la incultura acerca de santos, vírgenes y demás que tienen mis enanos es palpable. - ¿Quién es esta virgen? - me pregunta el Terro, señalando la botella de aceite. Yo miro la imagen de la gitana de Carbonell, tan maja ella, con su mantón rojo y su peineta, y le digo: - Esa no es una virgen, es una gitana. - Pues no - dice él, más tozudo que una mula - Estás equivocada. Es una virgen. - ¿Se puede saber por qué dices que es una virgen? - le digo, ya mosca con su insistencia. - Porque sólo tienes que leerlo: lo pone aquí. Virgen extra.