La Virgen y el Niño, mitad del siglo XIV. Procedente de la cantera de Notre-Dame-du-Groseau , al sureste del pueblo de Malaucène, según modernas investigaciones, está hecho en alabastro y procede del legado realizado por Jean-Marie Pollet, en 1839.
The Virgin and Child, mid-14th century. Originating from the Notre-Dame-du-Groseau quarry, south-east of the village of Malaucène, according to modern research, it is made of alabaster and comes from the legacy made by Jean-Marie Pollet in 1839.
Según información del propio Museo (FR):
Sentado sobre el brazo derecho de la Virgen, el Niño Jesús, se agarra fuertemente, con su mano derecho, al broche del vestido de su madre. En su mano derecho, el Niño tiene un pájaro que hace referencia a los polluelos del barro a los que se dice que Cristo insufló vida en su infancia, según el evangelio apócrifo de Tomás el Israelita.
El carácter precioso de esta obra esculpida en un bloque de alabastro se vio realzado por el uso de oro para los cabellos, en el ramo de flores o en la trenza que adornaba el manto de la Virgen (NOTA mía: de la que quedan sólo algunos vestigios).
El contoneo de las caderas que imprime su línea sinuosa en la silueta de la Virgen, el trabajo de los pliegues picudos y cornudos, a los que responden los rizos del cabello, la hermosura de los detalles, como el broche o el ramo de rosas, hacía pensar, hasta hace poco, que esta obra era típica del elegante arte cortesano que se practicaba en el siglo XIV en Île-de-France.
El análisis de una ínfima parte de la materia, efectuada en el marcho de las búsquedas recientes sobre la escultura medieval en alabastro, nos lleva a considerar ahora que esta obra, que resulta haber sido esculpida en alabastro extraído de la cantera de Notre-Dame-du-Groseau , al sureste del pueblo de Malaucène, probablemente se llevaron a cabo in situ.
La figura del coleccionista Jean-Marie Pollet, que legó esta obra al museo en 1839, presenta un perfil particular. Autodidacta, viajó por toda Francia para estudiar arquitectura gótica y restauró las iglesias lionesas de Ainay y Saint-Nizier, así como los castillos medievales. El legado de su colección, que incluye pinturas, muebles y otros objetos de arte de la Edad Media, permitió al museo de Lyon presentar un notable conjunto de paneles alemanes y franceses del siglo XV.
Como podemos encontrar en La Historia del Arte de Gombrich (página 193):
De nuevo, como en la época del gran despertar de Grecia, empezaron a contemplar la naturaleza, no tanto para copiarla como para aprender de ella a realizar figuras de aspecto convincente. Sin embargo, existe gran diferencia entre el arte griego y el gótico, entre el arte del templo y el de la catedral. Los artistas griegos del siglo V a.C. se interesaron principalmente en cómo construir una imagen con un bello cuerpo. Para el artista gótico, todos esos métodos y recursos no eran más que medios para un fin: representar su tema sagrado de la manera más emotiva y veraz posible. No plasmaba eso por sí mismo, sino por su mensajes y para el solaz y edificación que los fieles pudieran obtener de ello.