Especial interés en los relatos de viajes tienen las descripciones, no muy abundantes, de encuentros de los viajeros con personajes importantes de la época por cuanto suponen testimonios directos de indudable valor.
Uno de estos es el que nos ha dejado el noble y diplomático polaco, Jacobo Sobieski (1580-1646), uno de cuyos hijos llegó a ser rey de Polonia, que en 1611 viajó a España para hacer el camino de Santiago y, a continuación, un largo periplo por Portugal, Andalucía y Castilla.
De su paso por Toledo dejó unas escuetas anotaciones en su diario cuyo contenido más destacado es el encuentro que mantiene con el célebre padre Juan de Mariana, talaverano, autor de una monumental Historia de España en treinta volúmenes, quien por entonces se encontraba preso en la casa de los Jesuítas, orden a la que pertenecía, ubicada en la que hoy es sede de la Agencia Tributaria.
El motivo de este encierro, que daría lugar a un doble juicio, eclesiástico, por parte de la Inquisición, y civil, fueron ciertos comentarios publicados en su libro "Tratado y discurso sobre la moneda de vellón que al presente se labra en Castilla y de algunos desórdenes y abusos", impreso en Colonia en 1609, por los que el duque de Lerma, favorito del rey Felipe III, se sintió atacado personalmente.
La sentencia determinó que fueran quemados todos los ejemplares que se estaban distribuyendo por Europa, y la prohibición de su reimpresión si no se corregía debidamente.
Sobieski comenta de este modo su encuentro con el padre Mariana, manifestando la admiración que siente por él y dejándonos un breve pero muy significativo retrato de su situación, buena prueba del sufrimiento por el que estaba pasando:
"En el convento de los jesuitas encontré y hablé a Juan de Mariana, cuyos libros, por causa de Ravaillac, asesino del rey Enrique IV, quemaban en Francia. Mariana estuvo preso en la cárcel de los jesuitas de Toledo por su obra sobre la moneda, en que parece censuró al mismo rey, o a un magistrado español; fue un grande e ilustre varón; escribió una Historia de España y muchas otras obras.
Le permitieron salir a verme; en su cara se pintaba el sufrimiento de su prisión, con marcas de una profunda aflicción; pálido, amarillo, hinchado, con pocas canas, a pesar de sus más de sesenta años de edad, apareció delante de mí".
Fuente: http://miratoledo.blogspot.com.es/2014/09/visita-al-preso-juan-de-mariana.html
Revista Cultura y Ocio
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