Revista Espiritualidad
LA VOLUNTAD DEL ALMA Las elecciones más decisivas para el curso de la vida parten del centro del ser, de nuestra alma. Sin embargo, aunque ella determine las orientacines básicas que tenemos que seguir, la personalidad, nuestro yo externo, también posee cierto poder de decisión. Como personalidad, usamos el libre albederío, y por su intermedio aprendemos a elegir. De tanto elegir, vamos aprendiendo a abandonar lo que perjudica la evolución, hasta que comenzamos a percibir la voz del alma y somos atraídos por ella. La capacidad de decisión de la personalidad varía, por lo tanto, según el grado evolutivo que alcanzamos, varía de acuerdo con nuestra apertura al mundo del alma. Esa capacidad de decisión es bastante fuerte y dominane mientras nos dejamos llevar por los aspectos materiales de nuestro ser: el físico, el emocional y el mental. No obstante, se ajusta gradualmente a medida que optamos por la evolución superior. A partir de esa opción, la voluntad del alma comienza a prevalecer en nuestras elecciones. Comenzamos a aceptar razonablemente la orientación interior, a permitir que conduzca nuestros actos. Cuando le otorgamos al alma el poder de tomar nuestras decisiones, ella comienza a enviar pruebas para purificarnos y oportunidades para que evolucionemos. Entonces, la personalidad se vuelve más flexible y obediente y, por fin, comprendemos cuál es nuestra tarea como alma encarnada. Para cumplir esa tarea necesitamos indicaciones internas, provenientes del alma, que conoce las Leyes Evolutivas y nuestro destino. De este modo, cuando nos entregamos a la voluntad del alma, cuando es ella la que guía nuestros actos, se cumple lo que está previsto para nuestra vida sobre la Tierra. Fuente: Oportunidades de Crecimiento, de Trigueirinho