Revista Educación

La Voz

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Cosas del destino, me acerqué al periodismo por la radio y lo cierto es que casi 15 años después de mi primer contrato tengo que decir que nunca he tenido la ocasión/oportunidad/suerte de trabajar en ella. Aún no tiro la toalla, pero admito que realmente lo que me atrapa de las ondas es una buena voz. Si dejamos a un lado el aspecto informativo, un timbre perfecto es capaz de convencerme del mayor de los disparates. Seguro que de haber nacido algunas décadas atrás en Estados Unidos y haber oído aquella versión de la Guerra de los Mundos que retransmitió la magnífica voz de Orson Wells en 1938, habría saltado a las calles de Nueva York en un ataque de pánico pensando en la llegada de naves marcianas.

Bueno, hasta tal punto llegó mi pasión por saber manejar las cuerdas vocales que en mi etapa universitaria me planteé terminar Periodismo y estudiar Doblaje, aunque mi intento no pasó de alguna que otra llamada de teléfono para pedir información sobre las condiciones del curso. Aún así, he seguido enganchada a las voces, a las buenas voces. Como la de Constantino Romero, que ayer nos dejó mudos con su marcha anticipada.

La suya ha sido siempre como una buena banda sonora. Incluso los detractores del doblaje de películas extranjeras hacían una excepción cuando se trataba de Romero. Él fue la voz de Darth Vader en La guerra de las galaxias, la de Robert Kincaid en Los puentes de Madison o la del replicante Roy Batty de Blade Runner, entre tantas y tantas. Oírlo seguirá siendo siempre un placer. Me quedo con todos aquellos fragmentos de voz, de la Voz.


Volver a la Portada de Logo Paperblog