King Kong se estrenó en Madrid el lunes, 9 de octubre de 1933. Su éxito no tuvo precedentes y la mayoría de los diarios se hicieron eco de la première. De hecho, el filme suscitó gran interés desde que se tuvo noticia del rodaje: El 27 de octubre de 1932, el cubano Diario de la Marina publicó que RKO estudiaba producir un filme negro según una idea de Merian C. Cooper que “será tan sensacional como ‘King Kong’” (aunque aún no se había estrenado) para la que, el 14 de noviembre, informa que el técnico de sonido Murray Spivak ha encontrado alaridos para imitar a varios animales prehistóricos, y el 26 de diciembre, que tras once meses de rodaje a puerta cerrada, van a empezar las grabaciones en exteriores y que, para el final, se ha construido una réplica del Empire State. El 6 de febrero de 1933, el diario informa del final del rodaje y las consiguientes vacaciones (en Panamá y La Habana) de la estrella Fray Wray. Sin embargo, pronto la vemos volver al tajo: el 30 de marzo, Jueves Cinematográfico (1927-1936, suplemento de cine de El Día Gráfico) informa que ya está rodando otro filme en que es atacada por un pulpo gigantesco [1].
El diario filipino La Vanguardia informó puntualmente del éxito de King Kong desde su estreno el 29 de mayo de 1933 en Manila: el público local abarrotó los cines y la crítica se deshizo en elogios. Y el 11 de agosto de 1933, el argentino La Razón publicaba una crítica (reproducida el 3 de septiembre por el barcelonés El Día Gráfico, que también tomó artículos sobre el filme de La Vanguardia) que calificaba a King Kong como “una de las producciones cinematográficas de más audaz realización que sintetiza el poderío y asombroso progreso técnico de la cinematografía norteamericana.” Esta versión actualizada del mito de la bella y la bestia (“vencedor de épicas luchas con otros seres prehistóricos, no menos gigantescos y feroces que él”) llega a tal grado de perfección “que dudamos que durante mucho tiempo la cinematografía pueda producir una obra mecánica comparable”.
Anuncio en El Debate (5 de octubre de 1933)
El 20 de agosto de 1933, El Debate anuncia las bases del concurso organizado por la distribuidora S.I.C.E. para la confección del cartel, con un premio de mil pesetas (el precio del periódico ese día era de 20 céntimos), que se fallará el 20 de septiembre. Entre el 17 y el 23 de septiembre, en la entrada del cine Avenida en la cartelera de numerosos diarios (La Libertad [2], El Debate [3] o La Hoja Oficial del Lunes [4]) se avisa al público (al que se permitía votar): “Vea en los vestíbulos los carteles del concurso King Kong”.
La Libertad (5 de octubre de 1933)
El 14 de septiembre, Jueves Cinematográfico dedica a la película una columna, afirmando que “Desde los tiempos de ‘El mundo perdido’, nadie había abordado una empresa tan costosa [5] y difícil como la de hacer revivir en la pantalla a los monstruos prehistóricos.” Y el día 21 nos informa de la controversia que ha generado en Birmingham, donde se debatió la conveniencia de permitir su exhibición. Al parecer, ya la Junta de Censura Cinematográfica de Sidney había dado el visto bueno con la admonición de “que los exhibidores prevengan a las personas de ‘temperamento’ nervioso de que dicha película no es apropiada para nervios frágiles” [6].
Las críticas fueron unánimes hasta que, tras el visionado, los periodistas vertieron opiniones más personales, al margen de lo que habían leído en la prensa norteamericana: el 11 de octubre, La Libertad explicaba que “Los bosques de plantas colosales, las lagunas sin límites, saurios y reptiles de monstruosas dimensiones y espantable aspecto aparecen ante la asombrada vista del espectador como algo alucinante”, El Debate –a cuyo crítico no acabaron de convencerle, con todo, los efectos de O’Brien- acude al mito medieval del caballero que rescata a la doncella del dragón, “Sólo que la fantasía actual va más lejos que la antigua; si los dragones eran reminiscencias de los monstruos prehistóricos, ahora se abandona la reminiscencia y nos colocamos en plena prehistoria”. El día siguiente, El Debate publica otra crítica, en este caso totalmente rendida a los intereses de R.K.O. y el día 14 (reeditado el 15) La Libertad insiste en su preferencia por “la luchas entre los animales antediluvianos, realizadas de una manera maravillosa gracias a los adelantos de la ciencia y a los medios técnicos del cinematógrafo”. En resumen: lo que más gustó de King Kong fueron los dinosaurios.
Obie y uno de sus dinos
El Noticiero Gaditano dedicó los días 19, 20 (reproducida el día 27 en Las Provincias de Valencia, donde se estrenó el lunes 30 de diciembre) y 21 de octubre sendas columnas en las que manifiesta su total devoción por el filme –estrenado en Cádiz el día 30 en el Gran Teatro Falla- y que “Con absoluto rigor científico, y bajo la dirección de expertos hombres de ciencia, han sido reproducidos los extraños seres que se nos ofrecen en la pantalla”.
Pero no todo fueron buenas críticas: En el número de octubre de la revista especializada Nuestro Cinema, Piqueras reconoce avances técnicos, pero “la idea que sirve de base a King Kong es completa y absolutamente absurda” y, en cuanto a los dinosaurios, “no se ve nada ‘vivo’ sino algo que se mueve a la fuerza. En este sentido, cualquiera lucha de fieras del peor documental al uso, es mucho más emocionante que las luchas ‘gigantosauras’ de King Kong”. El 25 de octubre, Córdoba Deportiva la atacó con el exaltado ánimo propio de un exorcista [7] y, aunque el estreno fue el 21 de octubre, el día 18 Diario de Córdoba ya había publicado una crítica negativa [8] de un crítico que debía haberla visto en Madrid.
Con todo lo que más nos llama la atención de esta entrega del periódico es un anuncio de la misma página en el que se indica que, en el teatro Duque de Rivas se va a proyectar la película próximamente y como promoción se está repartiendo “una colección de las historietas KING KONG”; el día siguiente –en que también se publicó en el diario republicano cordobés La Voz– aclara que componen la colección “seis preciosas historietas” y el día 20 que se entregaba una cada día (“Pida hoy la número tres”); posiblemente, cada número estuviera protagonizado por un monstruo diferente, a tenor del anuncio publicado el 21 de octubre en El Sur que, tras recordar que “Willis O’Brien ha creado seis colosales monstruos antediluvianos” para el filme, anuncia que al día siguiente se regalarán a los niños las entregas número 4 y 5 de las historietas; el día siguiente, Diario de Córdoba y La Voz anuncian el regalo de las tres últimas entregas [9].
En Junio de 1934, Cine Mundial presenta una reseña de Guaisel de la secuela El hijo de King Kong, que combate con “los vástagos de las criaturas antediluvianas con las que su augusto padre se batió en la otra película.” Esta película se estrenó el 28 de enero de 1935 en Barcelona (la vemos anunciada en el cine Ideal de Alicante en enero del año siguiente), aunque parece que su éxito fue mucho más moderado. El 4 de mayo de 1938, El Progreso anuncia el estreno en el cine “España” de Lugo.
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[1] El secreto del mar (Bellow the Sea; Albert S. Rogell, 1933).[2] El 21 incluía la cuña de S.I.C.E. “Sugestión”, en referencia a la que Fray Wray ejerce sobre el mono que, “Por ella combate contra el pterodáctilo, el tiranosaurio y otros espantosos monstruos que vivieron hace millares de años”. Los días 5 y 7 de octubre el diario publicó sendas columna promocionales, ante el inminente estreno el Avenida.[3] El 24 publicó la crítica “Una gran producción de la R.K.O.”, concluyendo que “King Kong es una de las películas de las que puede enorgullecerse la cinematografía y que marcará una fecha memorable en la historia de este arte.” El 5 de octubre la reeditó para promocionar el estreno, y el día 8 editó otra cuña promocional. El 21 la califica de éxito que va camino de batir un récord de permanencia en cartel y público.[4] El 9 de octubre recordó que se trataba del día el estreno en una breve reseña. Y el 16 informa que sigue proyectándose con gran éxito en el Avenida.[5] Para dar idea del presupuesto de la súper-producción, el diario explica que sólo las avionetas que destruye el gorila gigante en la escena final costaron 23.000 dólares, monto superior al que manejaba cualquier producción habitual de la época.[6] También dedicaron columnas a publicitar el filme La Voz de Aragón (se estrenó en el cine Alhambra el día 31), El Día Gráfico, La Nación, Heraldo de Castellón (donde se pasó en el Salón Royal), El Be Negre, Mirador, La Voz de Menorca (donde la vieron en el Teatro Principal de Mahón), El Cantábrico o La Voz de Cantabria (allí la vieron en el cine Pereda). Al Tívoli de Barcelona llegó el lunes 20 de noviembre, como cuenta el miércoles El Día Gráfico.[7] “Esto no es más que otra película de monstruos de la serie que nos están lanzando los productores norteamericanos. Lo peor es que el público se sienta tan aficionado a estas “monstruosidades”. Bien está la fantasía cuando está nutrida de un idealismo constructivo; pero fantasear disparates y contemplarlos con delectación, aunque se quiera disimular como un gesto ingenuo, viene a ser una especie de degeneración perniciosa y de pésimo gusto”. Sí, amigos, ya lo sospechábamos pero esto lo confirma: somos todos una pandilla de degenerados.[8] “Desde luego, se advierte un deseo de superación, pero en técnica y procedimientos, no es ni lo corriente, al contrario, vuelve atrás, lo cual no es muy meritorio, toda vez que lo hace para copiar antiguallas de las que el público está harto de ver en la pantalla”. Suponemos que este crítico ya estaba de vuelta tras los dinosaurios de El mundo perdido, pero no creemos justificadas sus palabras.[9] Las versiones españolas en viñetas de este filme que conocemos datan de 1934 y 1935, respectivamente, por lo que ignoramos a qué historietas se refiere el anuncio. Si algún cordobés puede arrojarnos algo de luz sobre estos tebeos, le estaríamos muy agradecidos.