Me has arrancado noches
con madrugadas que nunca llegaron.
En mi garganta seca por el deseo
se me desgarra la boca en la tragedia
de unos besos que mis labios ignoran.
Me has arrancado noches
donde pierdo la razón
asfixiado por el silencio de tu piel.
Entre mis sábanas escondo la improvisación
de tus manos que nunca me han rozado.
Me has arrancado tantas noches
que te llevaste las lunas de mayo.
Apagaste la luz de una habitación
que no esperó a la primavera,
olvidada en un desierto sin nombre
al otro lado del mundo.
Me has arrancado otra noche
y ya no sé cuántas van
en este ábaco de cuentas perdidas.
El tiempo me hace caer en la trampa
de volver a escuchar tu voz.