En todas las casas con niños la vuelta al cole ha sido el gran hito de la última semana. Un par de días antes, yo me sumaba al equipo de malasmadres que estaba deseando que llegara el Día D. Mi hijo mayor andaba ya desquiciado e imparable . Necesitaba volver a sus rutinas y yo unas horas de descanso... para dedicárselas al pequeño, claro, no os penséis que era para irme a dar un masaje o de compras. Mi hijo mayor absorbe tanto tiempo y energías y necesita de la constante presencia del adulto, que al pequeño le deja prácticamente sin espacio propio. Terminado el veraneo, hemos sobrevivido bastante bien al tiempo de vacaciones en Madrid, a costa de mucho parque, piscina, juegos, paseos, cuentos y películas y fines de semana en el campo (que ayuda mucho a sobrellevar los días laborables), aunque la última semana empezó a hacerse muy pesada, lo reconozco. Pero por fin llegó el ansiado día, que me provocaba emociones muy distintas, porque también sentía cierto temor sobre cómo afrontaría mi hijo el inicio del curso. Fuera de casa, es un niño introvertido hasta que coge confianza y, además, está muy apegado a mí. Se enfrentaba, no sólo al comienzo de las clases, sino también a que su hermano pequeño se quedara en casa conmigo, mientras él estaba en el cole. ¿Queréis saber cómo han transcurrido estos días?
Para empezar he de puntualizar que mi hijo mayor, de 3 años, acaba de empezar Infantil, es decir, el cole "de mayores". Por suerte, el centro al que asiste es el mismo del año pasado, ya que su cole dispone de guardería, así que no ha cambiado de centro. Tan sólo de aula y de patio. La profe es nueva, pero la mitad de la clase son sus compañeros del año pasado. Eso era una ventaja, porque es tímido para relacionarse con niños que no conoce, pero con sus amigos se muestra comunicativo y participativo como el que más. Además, como es costumbre en este cole, los profes organizan antes del inicio del curso reuniones individuales con los padres para conocer al alumno y hablar un poco con nosotros. Eso está muy bien, porque, aunque la profe es nueva con respecto al año pasado, mi hijo ya la había visto previamente y nosotros estamos bastante informados.
Los primeros días no fueron mal. De hecho, el primer día ni levantó la cabeza para despedirse de mí, tan ocupado como se encontraba. Estaba contento de volver a clase y de las actividades que hace y, sobre todo, de pasar tiempo con sus amiguitos. La profe le gusta y ha aceptado bien la vuelta a las rutinas y horarios. En el cole se porta muy bien, pero a medida que avanzan los días cada vez le cuesta un poco más separarse de mí para entrar en el aula. No hace grandes dramas y ha sido paulatino, pero me abraza, me pide que no me vaya y me dice que me va a echar de menos. No dudo que en ese instante sea verdad lo que me dice y que se pone realmente triste, pero también sé que cuando entro a clase a buscarle, siempre se está riendo y jugando con los otros niños o escuchando atentamente un cuento que les está leyendo la profe de inglés. Así que eso me hace pensar que está a gusto en el cole y que sólo le duele el momento de la separación.
Decía que en el cole se porta muy bien. En cambio, en casa su comportamiento ha empeorado ostensiblemente: se enfada con facilidad, tiene rabietas, pega e insulta, lleva el "no" constantemente en la boca, se niega a participar en la mayor parte de las actividades que le proponemos, pone pegas para todo, come poco... Supongo que por algún lado tenía que estallar, así que sólo nos queda tener muuucha paciencia hasta que se adapte... o no podamos más y decidamos buscar un internado, ya se verá.
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