Revista Diario

La vuelta al cole

Por Belen
La vuelta al cole
Hace un año por estas fechas, ya me temblaban las canillas. Estaba no asustada, estaba acojonada, para que lo voy a negar. Teníamos ya todo listo, sus libros, material escolar, la ropa, su mochila de la merienda, ¡¡todo!!. El Peque tenía mucha ilusión, estaba contento, y nos aguardaba un gran cambio en nuestras vidas, un nuevo ciclo, una nueva etapa. Pero yo tenía miedo, no lo podía evitar.
Con qué ilusión preparabamos sus primeros libros, planéabamos al detalle ese primer día, papá sin complejos también vendría a llevarle al cole. No sabía cómo iba a salir todo aquello, cómo emprenderíamos esa aventura. Y aunque una parte de mi (una parte muy grande) sabía que todo iría bien, que se adaptaría, que no habría problemas,...., Otra (más pequeña pero puñetera) me enviaba mensajes negativos que hacían que me tambaleara y temiera un feo septiembre.
Son muchos factores los que se juntan, y da igual que el niño/a haya ido a escuela infantil, sea más o menos sociable o simpático, conozca el centro, todo da igual. Se junta el hecho de estar en una edad complicada y de cambios, el entrar en un centro nuevo, compañeros nuevos, profesor/a nuevos, niños alrededor llorando, padres/madres nerviosos, un poco de caos generalizado. Y claro allí tienes a las pobres criaturas, chiquititas entre tanto adulto junto (porque en muchos casos no solo van papá y mamá a llevarles en ese especial primer día, sino que también van abuelos, etc, etc, etc, que más que el primer día parece la graduación), asustados, temerosos, sin entender nada de nada. Y si no llora el tuyo porque se siente tranquilo y seguro, llora el de al lado que al final le contagia el llanto. Y al final te encuentras con que muchos lloran simplemente porque lloran los demás, porque entienden que algo se cuece allí, porque se asustan de ver a sus iguales temerosos.
Esta escena, a veces dura, se repite en todos los centros el primer y segundo día de cole. Muchos padres y madres se desesperan, lloran incluso, creen que eso no es para sus niños, que no se podrán adaptar, incluso dudan del colegio elegido, de la decisión tomada.
He escrito varias veces sobre el inicio del cole a lo largo del año y lo he hecho porque a mi me hubiera encantado que una mamá, una igual, me explicara qué podía esperar, qué sucedía esos días. Yo pasé mucho miedo, mi hijo, intenso donde los haya, demandante, sensible, asustadizo, ¿se adaptaría?. Pues sí, ya sabéis que se adaptó, no solo se adaptó sino que adora el colegio, a sus compañeros, a sus profesoras. Cuando acabó el curso fue un verdadero disgusto a pesar de que ya necesitaba un poquito de anarquía horaria y descanso.
Pero tendréis esas horas difíciles, ese llanto primero, ese miedo en sus ojos, ese deciros sin palabras "¿por qué me abandonas aquí?". Os diré algo que seguramente os dirán las/los profesores, cuando os váis, ellos se relajan, en la mayoría de los casos se acaban los llantos, empiezan a explorar, a reconocer el nuevo terreno, y las horas pasan sin darse cuenta. Y curiosamente casi todos, a la hora de salir, lo hacen con una sonrisa en los labios. Aunque eso no quita que a la mañana siguiente se vuelva a repetir la escenita de marras. Mi hijo el segundo día lo pasó peor que el primero. La profesora lo tuvo que arrastrar, literalmente, hacia dentro del aula. Un día más duró ese drama, después entraba por su propio pie. Al principio un poco desconfiado, después fue ganando en seguridad. Hasta que llegó el día que era entrar en el recinto escolar y olvidarse de mi.
Los más pequeñitos, que hayan dejado recientemente el pañal, podrán tener fugas, los más sensibles podrán incluso vomitar de nervios, y diréis, ¡¡pero qué horror!!, ¿esto es el colegio o un campo de concentración?. Los niños son sensibles y este es uno de los cambios más importantes de su recién comenzada infancia. Por eso hoy os vuelvo a hablar de este tema, para recordaros lo importante que es vuestro comportamiento y reacciones. Las madres y padres somos su seguridad, su referente, en nosotros han de hallar tranquilidad, sonrisa, buenas caras, amor y paz. Al mirarnos no pueden ver nervios, malas caras, ojos lagrimosos, tensión. Nuestro lenguaje corporal a veces (con ellos casi siempre) nos delatará, así que a cuidarlo al extremo. Hemos de ser su refugio en estos delicados momentos. Si ellos ven seguridad, aplomo y confianza en nosotros entonces ellos irán más confiados y tranquilos.
Hablad de lo que sucederá ese primer día de cole con ellos. Pasad por la puerta del colegio estos días que aún están cerrados, sentaros en la puerta, contadles por dónde llegaréis, si lo haréis a pie o en coche, quienes irán a acompañarle, por dónde entraréis, qué veréis, recordadle (si lo sabéis) el nombre de su profesor/a. Y muy importante, qué haréis vosotros cuando él esté en clase. Los que han ido a guardería o escuela infantil ya lo saben, mami y papi se irán a trabajar y luego vendrán a recogerles. Los que no hayan ido antes, cada cual deberá explicarles dónde estarán según las necesidades que el niño tenga. Mi hijo necesitaba saber que yo estaba en un banco cercano esperándole. Eso le dio muchísima seguridad. Y cuando le dije que le esperaba ahí, empezó a entrar más tranquilo y sereno.
Si tenéis posibilidad de coger días libres, utilizadlos, pasad esos días con vuestros hijos, reforzadles esos primeros días, con vuestra presencia, con vuestro apoyo, reforzad su comportamiento positivo y no les reprendáis si lloran, si se hacen pis encima, si tienen comportamientos poco usuales o negativos esos días. Os toca tener una dosis extra de paciencia.
Y creedme, los malos días de inicio se pasan. A veces a nosotros se nos hace muy cuesta arriba, porque es duro ver sufrir o llorar a un hijo, pero pasan. Y lo que llega es una etapa fantástica, donde ellos se integran en un grupo, comienza la maravillosa y real socialización, que llega a esta edad, a los 3 años. La necesidad de pertenecer al grupo aparece, y ellos hacen gala del repertorio que todo se humano tiene preparado. Da igual sus antecedentes, da igual la guardería, si han estado con los abuelos, si es tímido o extrovertido, todos encontrarán su lugar. Y salvo contadísimas excepciones (que haberlas haylas) todos serán felices en este primer año de vida escolar donde los juegos, las canciones, las manualidades y el divertimento hacen de cada día una jornada especial para ellos.
Nosotros nos enfrentamos a nuestro segundo curso. Ya no hay miedo, estamos muy tranquilos. Los libros están preparados hace ya varias semanas. Ayer compramos su ropa del cole, ropa deportiva resistente y cómoda. Todo está listo para la llegada del curso. Y como sé como es mi niño, tengo asumido que tendremos un par de días de sensibilidad a tope. Ayer ya empezamos. Se despertó enfadado y gruñón y aun en la cama nos confesó con los ojos algo húmedos que no le apetecía ir al cole si allí no dejaban entrar a las mamás. Lo de siempre, apego y más apego a mi. Pero esta vez fue más fácil, me tumbé con él y empezamos a recordar a sus amiguitos de clase, los juegos del recreo, las canciones de la profe, ....., y empezó a animarse. Se levantó dando un salto y muy contento.
El domingo tenemos el primer cumpleaños de la temporada otoño-invierno. Una de sus amiguitas de clase nos invitó antes de que finalizara el curso. Así que allí nos encontraremos con sus amigas preferidas, y eso nos ayudará mucho a retomar la rutina y a crearle ilusión por empezar.
Ánimo a todas las familias que iniciáis esta nueva aventura. Os aseguro que va a ser fascinante verles cambiar, crecer, aprender. Se os saltarán las lágrimas con la primera manualidad que saquen de clase, con la primera obra de teatro, cuando bajen de la cama corriendo deseosos de ir al cole, ...., porque todo esto pasará, y entonces os daréis cuenta de lo bueno que es para los niños, a partir de este momento, que estén con sus iguales, y comiencen a desarrollar esa parcela independiente de su personalidad.

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