Por Rafael GONZALEZ ZUBIETA
La vuelta a los ruedos del torero José Tomas después de su gravisima cogida en Aguascalientes (México) es una noticia extraordinaria. Y lo es porque ha supuesto un revulsivo para el momento de aburrimiento y tedio que sufre la denostada Fiesta de los Toros en España y en Hispanoamérica. Pero lo mas importante es el impacto que ha causado en los intransigentes antitaurinos que han de ver en él, la reencarnación del mismísimo Satanás vestido de traje de luces, ya que la pasión desbordada que su vuelta ha causado en el mundo taurino a nivel nacional e internacional, da al traste a todas las expectativas de los antitaurinos de cualquier lugar de España y el mundo de acabar con esto. Es lo bueno que tiene este torero de Galapagar. Un gran torero con una fuertísima personalidad, arrolladora diría yo, que ha vuelto de nuevo a los ruedos siendo fiel a su estilo de siempre tal como se fue. Salir al ruedo a morir.
Por qué tiene tanto tirón este torero... pues ni es un portento de técnica (los toros lo cogen demasiado ¿no creen?) ni estéticamente es Morante ni Manzanares...y sin embargo llena las plazas. Ya sé que Manuel Benítez El Cordobés, lo hizo también y con su estilo feista y arrimista, pero es que Benítez representaba el final de un ciclo que comenzó con Belmonte, siguió con Manolete y acabó con el feismo de El Cordobés, un ciclo de tres etapas que se ha dado siempre en todas las manifestaciones artísticas de la historia tanto en la pintura, en la literatura como en la escultura a lo largo de la historia del arte. Lo que pasa es que Manuel Benítez El Cordobés, además de arriesgar con sus arrimones, tenía un juego de muñeca, de cintura y una técnica prodigiosas que fueron las que lo pusieron donde lo pusieron. Lo que Tomás aporta para enganchar a la gente es su quietismo, su inmovilidad que ya practicara Manolete y después sublimara Paco Ojeda. Esa sensación de que el toro lo va a coger en cualquier momento por no enmendarse... y claro pasa lo que pasa... que el toro lo coge con mas frecuencia que a los demás toreros. Recuerdo aquello que dijo el viejo torero cordobés Rafael Guerra cuando le preguntaron por Juan Belmonte: “Id a verlo pronto...” dijo como una sentencia, pensando que iba a durar poco delante de la cara del toro... aunque luego se equivocó. Yo pienso que la técnica de un torero se debe de medir por arriesgar al máximo sin que el toro te eche mano... creo yo. Y en eso la técnica es la que manda. Si te pones por donde va a salir el toro seguro que te echa mano y te manda al hule, y el toreo no consiste en eso, sino en burlar a la bestia arriesgando con galanura y estética, saliendo la integridad del torero intacta del encuentro.
José Tomás ha llevado a cuestas siempre ese rebufo de la muerte como fiel y deseada compañera de viaje. Ese rebufo de fijarse en la sufrida, dramática y estoica trayectoria de Manuel Rodríguez “Manolete”, y de querer imponer su faena a cualquier toro sea de la condición que sea, tal y como hacía el torero cordobés. Aunque en este caso habría que reprocharle a José Tomás su actitud huidiza de las corridas duras, de la ganaderías duras como Miura, Cebada Gago, Victorino Martin, Adolfo Martín, Cuadri, Dolores Aguirre..., cosa que Manolete nunca hizo. Corridas donde hemos visto como los toros le roban continuamente la cartera a toreros gladiadores como Pepin Liria, Rafaelillo, El Fundi, Zotoluco, Padilla, Serafín Marín, José Luis Moreno, Joselillo, Alberto Aguilar y otros muchos toreros españoles y mexicanos que deben de tragar esta amarga hiel de la Fiesta... pasar ese fielato, para poder llevarse un trozo de pan a la boca cada temporada.
Es verdad que José Tomás manda en sus tiempos y en su vida, manda en las plazas, manda en las ganaderías y hasta en los carteles. Es un torero que manda y eso solo lo han hecho las grandes figuras del toreo. Es difícil poder verle torear ya que no deja que ninguna cadena de televisión retransmita las corridas donde él actúa por aquello del derecho a su imagen y encontrar una entrada para verlo es bocado sólo de unos pocos. Se embroca en sus silencios. No concede entrevistas ni hace declaraciones a los medios. Sus opiniones las sabemos por lo que su apoderado nos cuenta de él... que no sabemos si es verdad o no... Es en resumidas cuentas, un torero místico y misterioso, que se refugia celosamente en su desconocida intimidad para crear ese morbo de personaje deseado, aplaudido, con un morbo de misterio y de muerte, que sabe explotar a la perfección y que le está reportando fama, admiración y muchos dineros. Es además un torero que no compite con ningún otro torero del escalafón. Va por libre, con lo que es muy difícil encuadrarlo dentro del escalafón mundial de toreros, precisamente por que va por libre. Está José Tomás por un lado... y por el otro todos los demás. Con todo, este misterioso y místico torero abarrota las plazas que pisa creando además un fenómeno social de masas comparable a lo que creaba en México Manolete cuando se iba a allí a torear.
A José Tomás van a verlo torear (comprando las entradas por cantidades astronómicas), gente que no es aficionada y que nunca va a las plazas de toros a ver a otros toreros, pero hay que reconocerle que a pesar de todos los peros que podamos ponerle a su toreo, a su comportamiento y a su propia imagen creada por si mismo, su presencia en la Fiesta es extraordinariamente buena. Su vuelta en Valencia además de haberle llenado sus arcas, ha colmado las de los hoteles, negocios de hostelería y restaurantes de Valencia así como el bolsillo del empresario, del ganadero, de sus compañeros de cartel y de todos cuanto se puedan lucrar de esta empresa o negocio que en resumidas cuentas es la Fiesta de los Toros. Un revulsivo de la Fiesta que de paso le ha dado una bofetada sin manos a todos los antitaurinos que pensaban que la Fiesta de los Toros estaba en sus horas más bajas. Nada mas lejos de la realidad. José Tomás se ha encargado de demostrar que esto esta mas vivo que nunca y que él solo es capaz de levantar pasiones de masas. Es por tanto el principal enemigo de los antitaurinos. La próxima cita en Huelva con las colombinas. Habrá pues un nuevo capítulo de morbo y de sangre. No lo duden.