La mayoría piensa que mostrar a los demás tu punto flaco puede ser delicado. Quizá por eso sueles mostrarte a la defensiva porque hay tantos que te quieren hacer daño….
Recuerdo que mi abuela cuando empecé el servicio militar, como voluntario, en el Metro de Madrid me dijo que “tuviera cuidado, que no despuntase ni por arriba ni por abajo”. Ahí estaba yo, disimulando como podía, por el montonazo de gente si destacar.
Esa actitud era uno de los muchos engaños que podía hacerme. Estaba evitando que los demás me conocieran como era. Para mí ahora sería una mentira. Cada cual debe mostrar la esencia de su ser y comportarse como uno crea adecuado. O quizá no. Tu tienes tu criterio para estos temas.
En coaching la vulnerabilidad no la contemplamos como una debilidad. Es más bien una fortaleza. En mis sesiones de coaching he comprobado que las personas que me comunican sus vulnerabilidades son, para mí, más cercanas y es desde ese momento cuando me resulta más fácil conectar con ellas.
Lo que consiguen con ello es, como decir, que ya sabe que me pasa y ahora me tranquilizo y sigo con la sesión. Lo que yo percibo es que ya empieza a confiar en mí y en el coaching.
Puede ser que tú no estés de acuerdo con ello. A lo mejor lo que te gusta es mostrarte duro y continuar. Quizá puedas pensar que una persona vulnerable no es fuerte. Puede ser tu creencia limitante.
En mi caso particular, me funciona mostrar mi vulnerabilidad. En aquellos entornos o circunstancias que me sucede. La reacción, casi siempre, de la persona a la que le comunico mi vulnerabilidad, suele ser de apoyo, comprensión y ayuda. Las veces que me ha ocurrido lo contrario, cuando lo he detectado, simplemente me ha hecho más fuerte.
Quizá si valoras que si piensas que vulnerabilidad es igual a debilidad puede que:
- Tengas dificultad para mostrar tus carencias. De eso modo te guardaras muchos “no se” que te pueden llevar a crecer y saber más.
- Des las gracias menos a menudo ya que es un poco exponerse a los demás.
- Ocultes dificultades y vivas con la tensión de “esto no lo puede saber/notar nadie”.
- Estarás más cerrado al aprendizaje. Te costara mucho más aprender y desarrollarte.
- Puedes jugar al juego de negarte a ti mismo tu propia vulnerabilidad. En fin.
- Vivirás el error de forma muy negativa. Procurarás esconderlo para que nadie, pero nadie nadie nadie, pueda verlo. Vaya curro, ¿no?
- Sueles decirte cosas como “no necesito a nadie”, “no tengo nada que agradecer” y frases similares
- Los demás ven claramente nuestras dificultades, algunas son evidentes. Como queremos ocultarlas, te arriesgas a que ellos te juzguen como prepotente, vanidoso o poco humilde con tú actitud.
- Pueden aparecer reacciones vengativas por querer parecer tan “fuerte”. Quiza sea justo eso lo que te refuerce tus creencias y eso es lo que querías evitar, ¿no?
En el siguiente artículo, te contaré cómo en coaching se trata la vulnerabilidad como fortaleza.
Mientras tanto ¿qué te parece si practicas contarme alguna vulnerabilidad que crees que te hace parecer más débil?
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