Trabajar frente a una computadora significa utilizar los ojos en una forma restrictiva: no cambiamos la dirección o ampliamos nuestro punto focal. Si de repente te duele la cabeza, tienes los ojos irritados e incluso resecos de tanto ver al monitor, éste es el momento para comenzar a hacer “yoga ocular”.
Los ojos se encuentran apoyados y son movidos a través de ciertos músculos, y cuando no cambiamos de punto focal muy seguido, se resienten.
Algunos músculos trabajan demasiado, otros se atrofian. Para evitar esto, existen algunos ejercicios que estiran los ojos, tanto como estiramos cualquier otra cosa: moviéndolos en un rango coherente.
Ellen Saltonstall, instructora de yoga Anusara, terapeuta de masaje y maestra certificada en Conocimiento Kinético asegura que después de estos ejercicios, los ojos se sienten relajados y frescos, por lo que todas nuestras percepciones llegan a ser más claras.
Ten en mente que relajar los ojos es hacer lo mismo por tu mente y cuerpo.
Estiramiento de ojos
Para empezar: Siéntate con los pies sobre el piso, espalda completamente pegada al respaldo de la silla y brazos relajados.
- Paso 1: Imagina un reloj frente a tu campo visual. Manteniendo tu cabeza centrada lleva la vista de las 3 a las 9 lentamente. Repite este ejercicio 5 veces, cierra los ojos y descansa.
- Paso 2: Abre los ojos y lleva tu mirada a las 12 y a las 6, tratando de no mover la cabeza. Repite este ejercicio desde arriba, hasta abajo.
- Paso 3: Manteniendo tu cabeza fija, pero no rígida, voltea al 12 y después lleva tus ojos a la 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12. Cierra tus ojos y descansa. Lleva la mirada en contra de las manecillas del reloj.
Cierra los ojos, inhala.
Estira tu columna hacia arriba y exhala suavemente.
Abre los ojos y voltea al número 12 y lleva la mirada al 11, 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1 y de regreso al 12.
Cierra los ojos para descansar. Inhala profundamente para relajar totalmente los músculos de los ojos y cuando estés listo, abre suavemente los ojos.
Con las palmas
Para empezar: Siéntate con los pies sobre el piso, espalda completamente pegada al respaldo de la silla y brazos relajados.
Pon juntas las palmas de las manos y frótalas rápidamente para crear calor en la piel. Cubre tus ojos con las palmas de las manos bloqueando toda la luz.
Respira suavemente y relaja los músculos de los ojos mientras ellos absorben el calor de las palmas de tus manos.
Frota tus manos nuevamente y repite.
Fuente: Ellen Saltonstall
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Categoría: Alternativa