Revista Sociedad

La zona de confort

Publicado el 02 octubre 2013 por Salva Colecha @salcofa

   Si la vida te da limones… ¡Haz limonada!

   Suena el despertador, uno de los inventos más sádicos de la humanidad, son horas indecentes, todavía está oscuro, me quedo pensando si vale la pena levantarse y enfrentarse a un día más de esos de espanto cotidiano en el que nos tienen instalados, como Bill Murray en “El día de la Marmota” pero en chungo. Me levanto ya con los ánimos afectados. Hace tiempo

despertador
que no soy el mismo, me tiro ropa por encima, me arrastro por el pasillo y desayuno en el ascensor. Después de un trayecto insípido, en el que sólo hay caras largas como cirios y silencio tenso, casi pre bélico, mientras nos laceran con malas noticias por la radio. Llegaré a un trabajo que hace tiempo se ha vuelto gris, vacío y sin sentido, conviviré todo el día con la mala sombra que ha acampado entre los compañeros, los visitantes y en mí mismo, no vayas a pensar que soy precisamente la alegría de la huerta!

   Esta historia la sufrimos casi todos a diario, así o en la versión, puede que más angustiosa y cada vez más frecuente, del que no tiene trabajo. Nos han hecho creer que la vida gris e intrascendente es “normal” recortandonos esa la alegría que nos hacía especiales, estamos atrapados en una especie de monasterio, sin risas, al estilo del hermano Jorge, de “El nombre de la Rosa”.

   Los humanos somos animales de costumbres, nos espantan los cambios. Aunque lo neguemos, nos aferramos a lo que ahora les ha dado por llamar “zona de confort”, donde nos sentimos relativamente seguros, nuestra rutina diaria, vamos lo que llamamos “lodesiempre”. No nos gusta salir de lo previsible, en eso parecemos Hobbits, y nos sentimos enormemente desgraciados si nos cambian el escenario y hemos de tomar decisiones, emprende

casa hobbit
r retos o transformar nuestra vida, algo habitual en el panorama social y laboral en el que nos han metido entre unos y otros. De esa desgracia se valen los de siempre para que no seamos capaces de reaccionar, en el fondo es la táctica del foco y el gato, nos ciegan con un fogonazo para paralizarnos y dejarnos indefensos, pero ese es otro tema.

   La “Zona de confort” no ha de ser necesariamente agradable, sólo implica sentirse cómodos en ella y hay quien se siente cómodo remando en una galera o esclavizado por el jefe. La capacidad de adaptación humana es increíble, aprenderíamos

africa germania lusitania
a disfrutar arrastrando piedras para construir pirámides. Nos solemos autoconvencer para permanecer en esta zona, sin ser conscientes de ello y aguantamos lo que sea, únicamente por rutina. Es el cotidiano “no estoy tan mal, podría ser peor” o “con la que está cayendo casi que cierro el pico”, aunque cada vez se nos apriete más y más o el gobierno y CEOE anden desaforados en amargarnos la existencia.

   Lo que está claro es que para poder cambiar nuestra desdicha es necesario atreverse a hacer algo diferente porque, como decía Einstein, “ si quieres obtener resultados diferentes no hagas siempre lo mismo”. Será necesario salir de la “zona de confort” y vencer el pánico que nos supone saltar el muro mental ese que nos han construido para entrar en la “zona de aprendizaje” en la que aseguran los modernos gurús del coaching que descubriremos recursos y habilidades que creíamos que no teníamos y que nos aportará desarrollo personal, tendremos que creerlo. Al final todo se reduce a una simple decisión personal a la que hay que echarle valor y decidir si atreverse a intentarlo, luchar por lo que realmente se quiere, enfrentándose a creencias y miedos. O quedarte como estás, sin cambiar nada, sin aventurarse a un futuro distinto pero renunciando a la posibilidad de realizar los sueños.

   La pregunta es: ¿Esta es la vida que quieres vivir? ¿Qué cosas cambiarías de tu día a día?

Tira tu vaquita y librate. Del Blog de Concha Hidalgo

Qué es la zona de confort?

Salir de la Zona de Confort y alcanzar la Zona de Aprendizaje y la zona Mágica


La  zona de confort

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