Todos los días tienen su labor, sin duda.
Tuve demasiado de Karl Jenkins, se me ha revuelto el estómago, aunque fue bastante funcional cuando me dispuse a trabajar. Todo lo termine, excepto por otras labores que me impongo sean obligatorias pero que digamos no son prioritarias.
Mientras tanto el espionaje a la Unión Europea, absolutamente nada nuevo al menos en mi opinión y pobres conocimientos, algo parecido a levantar una pequeña piedra y ver la humedad debajo, cuando se trata de un muro entero bajo el piso cubriendo toda una humedad. Aunque la verdadera felicidad no viene de descubrir esa mitad de verdad, sino de la visita esta mañana a la Basílica, pude ver unas 5 reliquias, saqué fotografías, hice mis oraciones, deje mis veladoras. Esta vez si necesito un milagro para que todo salga bien a los ojos de los humanos y que gracias a Dios seamos más cercanos a Dios luego de esta terrible prueba para toda la familia.
La que más me impacto fue la Santa Faustina Kowalska, cuanto aprendí leyendo su diario, le quiero repetir ese tiempo que me acompañaba en mi lectura nocturna, esa de antes de dormir, paraba cuando ya mis ojos caían. Me acompaño en todos mis dolores venidos de la pérdida, incomprensible pero que al final me iluminaba llevarme por la verdadera senda, que es tan sutil que terminamos por olvidar.
Cada día tiene su labor, este ha sido difícil como los que nos esperan cuando la enfermedad toca la puerta en la familia.