Revista Infancia

Lactancia: algo difícil cuando no hay apoyo

Por Marias

Al hilo de que hace dos semanas fue el "Día mundial de la lactancia" y sobre el último post que publicamos en el blog sobre una lactancia abierta y respetada; os voy a exponer un caso en primera persona de una conocida mía, que hace casi un año tuvo a su primera hija, y no lo tuvo nada fácil con la lactancia. Primero, porque la pequeña fue prematura y el tiempo que estuvo en neonatos no consiguieron que se enganchara al pecho y segundo, porque fue a buscar ayuda a consejeras y grupos de lactancia y se lo pusieron muy difícil.

Puede resultar un post un poco largo, pero seguro que muchas de vosotras os sentís identificadas con ella, y desde aquí me gustaría decir que entre nosotras las mujeres, debemos apoyarnos y respetarnos.

"V nació con 35 semanas de gestación, con 2.300gr y 45 cm. Fue un parto eutócico perfecto, con un test de apgar de 9/10.
Desde el paritorio se apoyó la lactancia intentando que la niña se enganchase al pecho. Al no engancharse bien se intentó con finger y con colibrí con leche artificial.
A las 16h de nacida tuvieron que ingresarla en neonatología por los controles de azúcar tan bajo que presentaba.
En neonatología durante su ingreso también se apoyó la lactancia, primero se la ponía al pecho, después se intentaba darle leche de fórmula con el colibrí. El segundo día, al ver que no mejoraba su azúcar, pedí que se le diese un biberón. Se le daba primero de mi calostro y cuando me subió la leche de mi leche. En cada toma (en neo son cada tres horas) se ponía a la niña al pecho para ver si succionaba pero seguía sin fuerza. Comenzó tomando biberones de 30ml y cuando le dieron el alta (6 días de nacida) tomaba entre 50 y 60ml por toma.
Al darle el alta, intenté la lactancia materna por todos los medios: pezoneras, sacaleches... Pero la niña seguía sin succionar y se convertía en algo inviable.
Fui a la charla de apoyo a la lactancia del Centro de Salud Cinco Villas, impartida por la asociación Multilacta.
Todas nos presentamos, presentamos a nuestros bebés y planteamos nuestras dudas.
En mi caso pedí asesoramiento para lograr que cogiese bien el pecho, para regular las tomas ya que con los horarios de neo me sentía que cuando ella pedía yo no estaba y viceversa, cuando yo estaba ella no tenía hambre.
Comenté que a veces se quedaba como más satisfecha que otras, al comentar que tomaba 60ml por toma la orientadora se sorprendió mucho, se echó las manos a la cabeza y puso en duda el criterio del personal de neonatología. Sacó unas bolitas para explicarnos el tamaño del estómago de nuestros bebés, parecido a una canica común. Me dijo que lo que yo estaba haciendo con mi niña era cebarla; me puso el ejemplo de como si yo fuese a un restaurante y me comía todos los platos del menú, que después no me podría mover. Me comentaron que la estaba provocando una apatía porque estaba demasiado llena y que claro que dormía entre tomas 2 y 4 hora pero que eso no era lo normal. También me dijeron que por qué las tomas en neo se habían desincronizado conmigo si me permitían estar allí 24 horas... No supe que responder porque me dio mucha vergüenza admitir que me iba a dormir a casa.
También comenté que entre tomas a veces no quería estar en la cuna pero no la veía con hambre, su respuesta fue que para qué quería que estuviese en la cuna, que ahora éramos madres y eso es lo que teníamos que ser las 24 horas. Que la teta lo era para todo: tengo hambre, teta; tengo sueño, teta; me duele, teta; no sé qué me pasa, teta...
Tras esto... Yo ya casi me había hundido porque veía ante mi un panorama desolador, yo 24 horas sentada en el sillón donde alimentaba a mi niña, sin hacer nada más... Y teniendo que ser súper feliz por ello, no lo veía claro...

También salió el tema de que la niña regurgitaba a veces un poco... la asesora me volvió a repetir que era debido a la cantidad de leche pero sobre todo a la leche de fórmula. Afirmó que ella respetaba todas las opciones pero que si supiéramos lo que lleva la leche de fórmula no se la daríamos a nuestros bebés, que la composición era poco menos que veneno, por lo que además era muy indigesta para ellos, que era un alimento contranatura, por lo que lo que hacíamos era dañar su organismo, ya de por sí inmaduro. También comentó que muchos pediatras estaban muy desinformados y que si nos mandaban algo para los cólicos tuviésemos cuidado porque podía ser tóxico, que de hecho solían mandar hinojo y que era muy tóxico para ellos.
La asesora también paseo viendo la boca a todos los bebés por si alguno tenía problema de frenillo y no podía mamar bien. Uno de ellos lo tenía, recomendó a la mamá operarlo cuanto antes a pesar de los pocos especialistas que hay en España, porque podía acarrearle muchos problemas en el futuro, enumeró varios que no me acuerdo entre ellos la sordera.
La madre flipó mucho pero comentó qua tenía cita con el osteopata.
Sí es cierto que aconsejó sobre posturas incluso corrigiéndolas in situ, pero su filosofía de 24 horas quieras o no y su ataque a la lactancia artificial unido todo a mis hormonas post parto lejos de ayudarme, me desanimó muchísimo, no me sentí capaz de poder con ello. Lo intenté con el sacaleches una semana más y lo dejé con mucha mucha pena y mucha culpabilidad, aún sigo sintiéndome mal en ocasiones, cuando la niña regurgita por ejemplo, me siento culpable por lo que me dijeron de que la leche artificial era indigesta, siento que le hago daño. Quizá si me lo hubieran planteado de otra forma lo hubiese intentado, pero con ese panorama solo vi una pared por la que subir a pelo, y no me vi capaz."

Con esto quiero recalcar que la lactancia es una decisión unipersonal de la madre y que el resto de personas que la rodean deben apoyarla, decida lo que decida. Porque sin quererlo, podemos provocar en la madre una depresión innecesaria, cuando lo que tiene que hacer una madre recién estrenada es disfrutar de su bebé.

Gracias Alba por tu testimonio.


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