Revista En Femenino

Lactancia artificial y evidencia científica

Por Felizenbrazos

Evidencia Científica – “En ciencias, una prueba es un hecho conjeturado por alguna teoría cuya presencia o ausencia solo es compatible con una o varias teorías científicas. Así las pruebas permiten discriminar qué teorías científicas pueden dar cuenta adecuadamente de cierto conjunto de hechos y cuáles no. La prueba científica es un conocimiento objetivoverificable y reproducible. El nivel o grado de evidencia clínica es un sistema jerarquizado, basado en las pruebas o estudios de investigación, que ayuda a los profesionales de la salud a valorar la fortaleza o solidez de la evidencia asociada a los resultados obtenidos de una estrategia terapéutica. Desde finales de la década de 1990, cualquier procedimiento realizado en Medicina, ya sea preventivo, diagnóstico, terapéutico, pronóstico o rehabilitador, tiene que estar definido por su nivel de evidencia científica, corriente que se llama Medicina basada en la evidencia o basada en las pruebas.” Fuente Wikipedia

Para que quede claro, la ciencia basada en la evidencia científica se apoya en hechos, en pruebas, en datos que se pueden medir y analizar.

Antes de empezar aclaro a todas aquellas personas que se sienten ofendidas cada vez que escribo de lactancia, que mi intención no es atacar, culpabilizar ni señalar con el dedo a nadie. Mucho menos pongo en tela de juicio la maternidad de ninguna. No creo que ser buena o mala madre se mida por la forma en que hemos alimentados a nuestros bebés. Definir la bondad de una madre en función de si ha dado o no el pecho a sus hijos es tan absurdo e inadmisible como valorar la inteligencia de un niño según las notas que saca en la escuela. Ni la escuela mide la inteligencia de un niño, ni la lactancia calibra la bondad de una mujer” – Cita de Olga Ayllón, casada con Julio Basulto, Técnico Especialista en Nutrición Humana y Dietética, y Diplomada en Nutrición Humana y Dietética. Pero que la lactancia artificial conlleva riesgos, es un hecho científico basado en la evidencia.

https://pixabay.com/

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Hace años, el tabaco formaba parte de nuestro día a día, anuncios de unos hombretones montando a caballo mientras se echaban un pitillo eran normales en la televisión, las revistas y las vallas publicitarias. Es más, recuerdo que hasta guardabas las solapas de las cajetillas y luego las podías canjear por regalos de la marca…publicidad en estado puro. Después de la lucha de muchísimas personas, por fin se reconoció que el tabaco era malísimo para la salud y que causaba una cantidad increíble de muertes al año. Estudios basados en la evidencia pusieron y ponen de manifiesto los daños que hace el tabaco en el organismo. A día de hoy, nadie duda de esto (o casi). Todos sabemos que el tabaco es malo, muy malo, que mata y produce daños irreversibles en el organismo. Aun así, hay gente que sigue fumando. Hace algún tiempo tuve un paciente, un señor de unos 70 años que iba con la cajetilla de tabaco en el bolsillo de la camisa. Como enfermera y queriendo promocionar la salud, saqué el tema con el caballero. Su respuesta fue: “Fumo desde que era un crío y estoy sano, no he tenido ningún problema respiratorio y no tengo cáncer. Esas tonterías que dicen del tabaco son mentira. Yo soy la prueba de que el tabaco no mata”. Ala, ¿qué decir a esto? Ese hombre estaba convencido de tener razón, por más datos científicos que quisiera enseñarle. ¿Qué ocurre si en un blog sobre salud se habla de los daños que causa el tabaco y algunos fumadores se ofenden y empiezan a hacer comentarios sobre que ellos fuman hace años y no les ha pasado nada?

Pues llega el turno de la lactancia artificial. Antes de que nos tiremos de los pelos, el ejemplo del tabaco era sólo un ejemplo muy exagerado, ¡no estoy comparando el tabaco con la lactancia artificial!

La lactancia artificial apareció hace años para dar respuesta a los bebés huérfanos y/o abandonados que morían o enfermaban por el exceso de proteínas que tenía la leche de vaca. Está claro que hay casos en los que la lactancia artificial es necesaria, en casos en los que la lactancia materna esté ausente. El problema fue que las grandes empresas farmacéuticas comenzaron a vender su producto como algo igual de bueno o mejor que la leche materna y que además permitía la liberación de la mujer. De ese modo, el poder económico de estas empresas popularizó la lactancia artificial (igual que hicieron las tabacaleras en su momento) hasta el punto que en los años 60-70 lo normal era que los bebés tomaran biberón y lo raro era la lactancia materna.

Anuncio en un centro comercial sobre las salas de lactancia en los que las compañías de leche de fórmula se dejan un dineral en publicidad

Una sala de lactancia…patrocinada por leche de fórmula. ¡Publicidad basura!

Por suerte, la evidencia científica y los numerosos estudios llevados a cabo durante años pusieron de manifiesto que alimentar a los bebés con leche de fórmula conlleva riesgos. No es que la lactancia materna tenga beneficios, es que la lactancia artificial tiene riesgos.

Los bebés que toman leche artificial tienen mayor riesgo de padecer infecciones, enfermedades autoinmunes como diabetes o alergia, tienen mayor riesgo de obesidad, tienen mayor riesgo de SMSL (síndrome de muerte súbita del lactante)… Esto no lo digo yo ni las múltiples personas que escriben sobre lactancia porque nos lo hayamos inventado. Estos datos están estudiados, evidenciados, contrastados científicamente. En un estudio de Diciembre de 2015 se extrajeron estos datos: “El riesgo de mortalidad por todas las causas era más alto en lactantes no amamantados en comparación con los lactantes amamantados de forma exclusiva de 0-5 meses. Los niños de 6-11 y 12-23 meses de edad que no fueron amamantados tuvieron 1.8 y 2.0 veces más riesgo de mortalidad, respectivamente, en comparación con los que fueron amamantados. El riesgo de mortalidad relacionada con la infección en bebés de 0-5 meses era más alto en bebés no amamantados en comparación con los bebés alimentados con leche materna exclusiva. El riesgo fue dos veces mayor en niños no amamantados, en comparación con los niños alimentados con leche materna de 6-23 meses.”

Si la evidencia científica ha demostrado en múltiples ocasiones estos hechos, ¿por qué cada vez que sale el tema de la lactancia en este u otro blog, en Facebook o en alguna otra red social, muchas madres hacen comentarios tipo “mi bebé tomó biberón y está muy sano” “pues yo fui alimentada con fórmula y a mi edad estoy perfectamente”? Es cierto que un bebé puede ser alimentado con fórmula y estar sano, como ese señor que fumó durante 60 años y no tenía cáncer de pulmón. Pero también es cierto que si se comparan poblaciones mucho más amplias, de miles de personas, habrá más bebés alimentados con fórmula que tengan alguna patología, igual que si comparan a personas que hayan fumado durante 60 años habrá muchísimas que si hayan tenido cáncer de pulmón.

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La intención de las personas que escribimos sobre lactancia, de todo el personal sanitario y no sanitario que promueve la lactancia materna, de los múltiples estudios que se realizan es informar, ayudar a las madres y futuras madres a elegir un camino con conocimiento de causa. No es culpabilizar a las que eligieron, libremente o no, con conocimiento o no, la lactancia artificial por algún motivo, es aportar información veraz y contrastada sobre los riesgos que puede conllevar alimentar a los bebés con leche de fórmula. Esta información es difícil de escuchar en muchos momentos. Como leí el otro día en el blog de Julio Basulto, y que me dejó muy asqueada, “los fabricantes de leche artificial para bebés invierten 150 veces más dinero en publicidad de lo que los gobiernos invierten en la promoción de la lactancia materna.”

Pero aunque sea difícil, aunque seguramente reciba comentarios de nuevo de personas que me tachan de sectaria, aunque vuelva a leer comentarios sobre lo sano y rollizo que es su bebé que sólo toma biberón y que lo que yo escribo son tonterías, a pesar de todo eso, seguiré intentando informar y divulgar conocimientos científicos sobre los riesgos de la lactancia artificial y sobre la maravilla naturaleza que poseemos y que nutre nuestros cuerpos de leche perfecta para nuestros hijos.


Lactancia artificial y evidencia científica
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