
Maternidad | Carl Vilhelm Holsoe
Estos días atrás Pequeña Foquita ha estado malucha. Entre la tos perruna, las mucosidades constantes y chafamientos febriles varios, la pobre ha estado de lo más perjudicada. Tanto, que el tema del comer no le complacía demasiado. Así que se ha pasado varios días sin tomar alimentos sólidos. Pero no me ha preocupado en absoluto.Hemos vivido una suerte de regresión enganchada a la teta cual si fuera un bebé de escasos meses, pero con una embergadura de más de 14 kg., claro.
Darle el pecho ha sido una vez más una tranquilidad. Para ella no era comer, pues no tenía los ánimos para tragar nada, pero mientras se consolaba enganchándose a mamá, recibía alimento, calor, consuelo. Todo en uno.
Una vez más me convenzo de que la lactancia materna es muchísimo más que alimentar a mis hijos con mi leche.
Sólo una pega, a mí me ha dejado más escurrida, si cabe, aunque no hay como un buen plato de pasta o un buen bistec, para solucionar este pequeño problema.
