Siempre he tenido decidido, y más desde que estoy embarazada, que yo quiero darle el pecho a mi hijo. Soy consciente de los beneficios que la leche materna aporta a un bebé. Además, la experiencia en sí me parece alucinante.
Me atrae mucho la idea de tener ese momento único con mi hijo, esa sensación de que solo yo puedo darle su alimento. Sentirme una “vaca lechera”, como muchas veces he escuchado a otras madres decir, a mí me atrae.
Pero también tengo claro, de ahora y de siempre, que la lactancia materna es algo que se tiene que disfrutar, y a pesar de que yo me esté informando a más no poder sobre cómo hacerlo lo mejor posible, sé que existe la posibilidad de que no pueda hacerlo como quiero, y no quiero que suponga un bajonazo para mí.
Si tengo mastitis, o grietas, o se me cae el pezón a cachos y no me veo con fuerzas o ánimos de seguir haciéndolo, sé que no quiero seguir haciéndolo. Prefiero tener una experiencia del estilo “pues no pude hacerlo, pero no pasa nada”, que una experiencia como “la lactancia materna fue horrible y lo pasé fatal”.
No me gustan los radicalismos y pienso que un bebé de biberón puede estar igual de sano que un bebé de teta. Yo misma soy de biberón, y supongo que la fórmula de hace 30 años no tenía ni de lejos la calidad que tiene hoy en día.
Y sí, habrá millones de estudios que digan que la teta es la leche (valga la redundancia), pero ¿qué queréis que os diga? Bastante mala fama tiene el puerperio como para encima estar pasándolo mal con la lactancia, ¿no creéis?
Mi objetivo, por lo tanto, es intentar por encima de todas las cosas darle el pecho a Bichito. Si después de intentarlo, de pedir ayuda a grupos de lactancia o lo que sea, sigo sin conseguirlo, pues no pasará nada. Seguiré criando a mi pichón con la mejor leche de fórmula con la que me tope y seguiremos siendo una familia feliz.
¿Y vosotros qué opináis del tema? ¿Sois radicales de la teta, del bibe o de lo que se presente como mejor opción? ¿Os sentiríais malas madres si no pudieseis dar la teta a vuestros hijos?



