Provocativa en todo momento, Lady Gaga animó a saltar, gritar, rebelarse y quemar el dinero a los «pequeños monstruos» de Barcelona, e hizo gala de su extravagante sentido de la moda, cambiándose hasta diez veces de ropa y con un vestuario glam que recordaba al Bowie de los comienzos y a «Queen», ambos referentes de la artista. El de monja-enfermera, con unas tiritas cubriéndole los pezones o un sujetador chispeante, se llevaron la palma recordando a la Madonna más polémica. Más en lne.es