Alguno o alguna probablemente se esté rasgando las vestiduras o estará borrando “Discos, música y reflexiones” como blog al que sigue, quitándolo de su google reader o de su lista de links favoritos, al ver sobre quién vamos a hablar esta semana. Muchas veces se lo he dicho, y si es preciso me repito: aunque tengo claro cuál es el tipo de música que me gusta principalmente, estoy abierto a muchos estilos o artistas y, sobre todo, me sacudo rápidamente los prejuicios. ¿No se han percatado que en este blog conviven artículos sobre grupos tan dispares como Faith No More y Nena Daconte o Amistades Peligrosas y Marillion? Pues, ¿de qué se extrañan a estas alturas de la película?
Y quizás, si además les sumo la afirmación de que el que se puede considerar 2º trabajo discográfico, “The Fame Monster”, de Stefani Joanne Angelina Germanotta (Lady Gaga para los amigos), es uno de los mejores discos que he escuchado en lo que va de año, es probable que el ratón de más de alguno se haya dirigido a la esquina superior derecha del navegador de turno que utilice. Pero es que así lo creo, y de aquí parte la idea que quiero transmitirles esta semana.
Con Lady Gaga los prejuicios o las ideas preconcebidas van por delante. De acuerdo, estamos ante uno de los fenómenos musicales más estrafalarios y controvertidos desde el punto de vista estético surgido en los últimos tiempos, al que se le suman afirmaciones y sentencias por parte de la protagonista que no dejan indiferente a nadie. Escandaliza, que algo queda, ¿no? No obstante, aquí no nos centramos en los aspectos que rodean al grupo o cantante que nos ocupe, aunque sí que lo comentemos de forma ineludible. Ya lo saben, lo que nos importa es la música.
Todos sabemos que Lady Gaga es el último tsunami mainstream del mundo de la música y que gracias a “Just dance” y sobre todo “Poker face” y “Bad romance” ha puesto patas arribas el mundo entero; todo ello sumado a lo controvertido de la envoltura que tiene Lady Gaga, tanto en su actitud, como en su forma de vestir.
He de reconocer que no sé por qué motivo en su día me hice con “The Fame”, debut de Lady Gaga, disco que más allá de sus singles aún no he escuchado, teniéndolo a día de hoy perdido por ahí. “¡Toma ya!”, dirán ustedes. Sin embargo, aún sin haber escuchado su debut, a mediados del presente año, un poco antes del verano, descubrí el tema perteneciente a su 2 álbum “Bad romance”, en un concurso de Singstar que se celebra de cuando en cuando en un conocido restaurante musical de la capital. La canción me pareció muy pegadiza y me supuso lo justo para hacerme con el 2º disco de la artista, que es en realidad un mini-lp de 8 temas (fíjense que el miércoles hablábamos de este formato de ítem discográfico con Javier Ojeda de Danza Invisible en nuestro programa) que además en su título solamente añade el término “Monster” al ya existente “The Fame”.
Y aquí la casualidad, bendita casualidad, hace acto de presencia, ya que “The Fame Monster” tenía todas las papeletas para verse acumulado en el montón de discos pendientes de escucha, quedando traspapelado indefinidamente, como le ha pasado a su predecesor “The Fame”, el cuál conseguí movido principalmente por “Poker face” y “Just dance”. Pues eso, que por casualidad hace cosa de 4 semanas me dio por escucharlo, casi de forma accidental. ¡Madre mía! No sabía lo que me estaba perdiendo. “The Fame Monster” es un brutal disco de dance, con un techno pop estupendo y que además muestra a una más que aceptable cantante, que crea unas melodías con un sorprendente gancho emocional en cada una de las pistas. Analicemos pues estos 8 temas que Lady Gaga ha sacado para continuar la estela de “The Fame”; no en vano, “The Fame Monster” está comúnmente editado como un doble cd, cuyo 2º disco que incluye el paquete es el propio “The Fame”.
Empezar con un bombazo pop y dance como “Bad romance”, es poner de inicio toda la carne en el asador y más aún si se dispone en 2º término “Alejandro”, también rutilante single de la obra que nos ocupa. Es un poco la concepción de orden de track list de comienzo arrollador, que ya me comentó Alberto Comesaña en su día en nuestro programa de radio, con motivo de hablar del álbum “La Profecía” de Amistades Peligrosas. Esa electrónica tan consistente y pretenciosa, con Gaga moviéndose en sus registros vocales más graves y contundentes y los primeros compases tan álgidos, con esos coros y juegos vocales de Lady Gaga “Rah rah roma ma ma… Ga ga Ooh La la…”, (me hace mucha gracia ese “Ga ga Ooh La la”, porque al soltarlo parece que la Gaga está encantada de haberse conocido; y en parte creo que así es) ponen sobre la mesa un hit mundial y un claro llenapistas de baile. Es uno de los grandes temas de finales de 2009 y 2010. En la letra, parece que Lady Gaga muestra parte de sus miedos y fobias en el terreno sentimental, aspecto que va a tratar de forma clara en casi toda la obra, mostrando el amor como sufrimiento en la mayoría de ocasiones. El videoclip, repleto de coreografías, con Lady Gaga con varios modelitos arriesgados, y con unos ojos saltones de lo más curiosos en algún fotograma, ha sido elegido como el mejor clip del año y la verdad es que es un video bastante llamativo, al menos por su final tan gore con el cadáver del supuesto amante de la Gaga calcinado en la cama, con ella al lado echando chispas por su sujetador; sin duda, marca de la casa de la moza. Un gran tema dance, pero que para nada va a ser el mejor tema del disco; creo que hay momentos mucho mejores. Llegamos a “Alejandro”, que abandona la épica de “Bad romance” para dar forma a un tema dance más calmado, con cotas sonoras menos elevadas, y que como curiosidad tiene los juegos vocales de nombres masculinos en castellano que Lady Gaga suelta de vez en cuando con un simpático acento y que al principio te rompen la cintura auditiva, pensando que va a decir “Alejandro” en lugar de “Roberto” o “Fernando”. Otra vez la controversia llega de la mano del videoclip, en el que Lady Gaga sale disfrazada de monja; en parte nos puede recordar a Madonna y aquel controvertido y ya mítico clip de “Like a prayer”, centrado básicamente en el punto común de meter el dedo en la yaga en el campo de la religión. Tiene interesantes momentos y aunque quizás sea arriesgada y no tan inmediata como “Bad romance” a mí al menos me ha acabado llegando, sobre todo al centrarme en ciertas melodías vocales llevadas muy bien por Lady Gaga al micro. En lo instrumental, me recuerda a ratos a la canción “Moi Lolita” de la cantante francesa Alizée, ¿no les pasa a ustedes? No obstante, y debido a su menor inmediatez, no ha sido vista con tan buenos ojos por todo el mundo como ha pasado con “Bad romance”. Bueno, y tras haber escuchado lo que todos, o casi todos, ya conocen porque Lady Gaga y estas 2 composiciones han estado hasta en la sopa en lo que va de año, llegamos a lo desconocido, es decir, el territorio en el que mejor me muevo y en el que más me gusta abundar: los temas que no son singles y que son incluso mejores que los singles en sí. Y entre los 8 temas, si quitamos los 3 singles (luego hablaremos del corte “Telephone” con Beyoncé), solamente hay un tema que bajo mi punto de vista o gusto personal palidece. ¡Ni más ni menos que 4 joyas ocultas! Sí, 4 joyas ocultas. Y ahora encadenamos 3 hasta que nos encontremos con “Telephone” en el 6º lugar del listado de la obra. La primera es la que viene a dar en parte el título a este 2 disco de Lady Gaga. “Monster” muestra nuevamente el lado menos amable del amor, describiendo con un tono derrotista que le da un gran encanto a la canción, lo que es un amor o una relación posesiva que aminora a la otra persona. Hay claras referencias personales hacia sí misma, como al comienzo cuando se empieza “no me llames Gaga”, reivindicando su propia naturaleza más allá de su personaje público, y cuando claramente al final de la canción mete el título de la canción que le abrió las puertas de la fama “Just dance” cuando dice “Solamente quería bailar, pero me cogió y llevó a casa, ¡uh, oh! Había un monstruo en mi cama… me arrancó las ropas, me comió el corazón y después el cerebro”. Creo que Lady Gaga tiene ciertos traumas personales internos que le hacen zozobrar en el terreno sentimental, y de hecho algunos rumores al respecto me han llegado recientemente. “The Fame Monster” en parte viene a mostrar el lado humano del personaje, y “Monster” en sí es ejemplo de ello. Todo ello está construido sobre una melodía nuevamente techno pop y dance estupenda, sin estridencias y moviéndose en un terreno electrónico accesible, con mucho gancho y sin dejar de lado el baile, más allá de lo que Lady Gaga nos cuente en su letra. En su melodía, más allá del estribillo, el cual es muy sencillo “ese chico es un monstruo, m-m-m-monstruo”, me quedo sobre todo con la arrítmica estrofa que le precede y el resto de parte lírica. En “Monster” lo más válido no es el estribillo, sino las partes ajenas al mismo. Compruébenlo y me cuentan. No todo es dance en esta obra. Y ahora llega una balada de corte clásico, basada sobre una melodía de piano titulada “Speechless”. En nuestro Twitter les dejé ayer como referencia que este tema ha sido mi canción personal de la semana. Y es que en realidad es una delicia de pieza. Estamos ante una balada, pero enfocada desde la pérdida del amor y de la depresión. Arreglos orquestales y sobre todo la melodía de piano, que sin ser muy complicada resulta acertada, es lo que protagoniza el campo instrumental. Pero aquí lo que hay que destacar es la reivindicación que se anota Lady Gaga como vocalista. Es increíble lo bien que canta; más allá de su versión de estudio he podido ver a Lady Gaga en videos en directo interpretando este tema de forma más acústica (a ratos “a capella”), y el sentimiento que le pone a esta canción es muy plausible. Haciendo un juego de palabras, Lady Gaga nos deja “sin palabras” tal como reza el título de la pista, desmarcándose durante unos minutos del dance imperante, y mostrando diversidad de estilo; lo cual es algo muy de agradecer, y si encima es en forma de una pieza tan bonita como esta, ya ni les cuento. El final es glorioso y en parte hasta nos muestra a una Lady Gaga entregada sentimentalmente, en el que incluso dice que puede renunciar a su carrera por amor: “chico, te prometo que no volveré a hablar, y que nunca volveré a amar, nunca escribiré una canción y ni siquiera cantaré…”. Precioso cierre de canción con un fade out natural vocal a cargo de Lady Gaga brillante. Es la gran joya oculta del disco.Volvemos al dance de la mano de “Dance in the dark”, que quizás muestra el estilo de baile más directo y menos complicado de Lady Gaga a lo largo de toda la obra. Aquí la fuerza la tiene el estribillo, al contrario de lo que pasaba con “Monster”, y en el apartado instrumental destaco cierta melodía de teclados que en parte me recuerdan ni más ni menos que a “Strangelove” de Depeche Mode; si la inspiración viniera de ahí, ¿qué mejor lugar para tener un punto de referencia? Es un gran tema, y podría ser una joya oculta, lo que pasa es que tras 2 cortes de tan altísimo nivel como “Monster” o “Speechless”, nos puede parecer un tema menor, y en realidad en comparación con estos 2 citados lo es. No obstante, “Dance in the dark” es una canción de calificación notable. Y llega Beyoncé y “Telephone”… Bueno, ¿qué quieren que les diga? Pues que no todo el monte es orégano y es nos enfrentamos al tema más evidente de “The Fame Monster”, con una electrónica de lo más chabacana y descarada. Claro, no podría arriesgarse mucho en esta situación y este tema es un ejemplo de comercialidad que se ve a mil millas. No me gusta nada, lo escucho sin más, pero me alegra saber que las buenas maneras se recuperarán después. Bajo mi punto de vista, “Telephone” es mil veces inferior a “Bad romance” o “Alejandro” y al resto del disco. Es el rival más débil y la única repercusión que ha tenido se debe a que se han juntado las 2 que se han juntado. Pero más allá de eso… En fin, que a otra cosa. Se nos presenta otra joya oculta, que viene a rescatarnos de la comercialidad sin ton ni son (porque siempre he dicho que la comercialidad bien enfocada y con calidad la adoro). “So happy I could die” abunda ya desde su título en el sentido trágico y oscuro de las letras de la obra. El comienzo del estribillo, con esa velocidad vocal que muestra Lady Gaga, y los sencillos coros “eh eh, yeah, yeah, eh eh, ah ah” conforman la columna vertebral de uno de los grandes momentos del disco. Parece que Lady Gaga, incluso dentro de lo que para ella (y para muchos) es una situación placentera “feliz en un club con una botella de vino, nuestros ojos brillando como estrellas, porque estamos pasándolo bien; tan feliz que podría morir. Ser tu mejor amigo, sí te amaría siempre, arriba en las nubes, seríamos más felices que nunca. Tan feliz que podría morir” no deja de lado el sentido trágico de la vida; algo que en parte (y salvando las diferencias de estilo, música, género, tiempo, personaje, persona, etc.) le pasaba a Morrissey en “There is a light that never goes out”, cuando iba en su coche con la persona a la que amaba y pensaba que no habría mejor forma que morir que tener un accidente de tráfico en ese momento. Quizás, eso sí, Morrissey y Lady Gaga tienen más cosas en común, al menos en el aspecto personal, de lo que pensamos; en lo musical, aparte de esta pequeña coincidencia lírica, no tienen nada que ver evidentemente. Alguien alguna vez me ha preguntado por las “reflexiones” del título del blog; pues esto último, por ejemplo, puede ser una. “So happy I could die” es junto a “Monster” y “Speechless” mi canción favorita de la obra, por encima incluso de los singles de relumbrón “Bad romance” y “Alejandro”. Dance del bueno en estado puro. El final de la obra llega de la mano de una controvertida y complicada pieza. Con un sonido electrónico manierista y casi vodevilesco, el tema “Teeth” se aleja en lo sonoro de todas las piezas que han aparecido hasta el momento. Es un curioso capítulo final, que me deja fuera de juego y que quizás sea el corte que junto a “Telephone” menos me llama la atención del disco. No obstante, “Teeth” al menos arriesga y como punto y final no está mal después de tanta emoción envuelta en sonidos dance y bailables que Lady Gaga nos ha dispuesto durante estos minutos.
El disco de esta semana es actualidad. Creo que no hace falta mencionarles la repercusión mediática que tiene Lady Gaga en estos días y lo que han sonado y están sonando los singles del álbum “The Fame Monster” en la radio, televisión, etc. en lo que va de año. Por si hay alguna duda, Lady Gaga es el gran fenómeno musical del momento. Parece que poco a poco va confirmando su supremacía con respecto a la otra artista que surgió en su momento para competir frente a frente con ella, Katy Perry. Y no será por belleza, ya que, con todo el respeto del mundo hacia el sector femenino en este próximo comentario o apreciación, Katy Perry está mil veces más buena que la Gaga (también es un gusto personal, por supuesto). No es como el caso de Madonna y Cyndi Lauper, en el que la Ciccone es algo más agraciada o al menos más provocativa que la simpar Lauper.
Lady Gaga, que no Berta Collado (de hecho hay un grupo de Facebook que aboga porque son la misma persona… Estaría gracioso que la Collado fuera a entrevistar a Lady Gaga cuando venga a España en diciembre), está en plena gira por todo el mundo presentando el disco protagonista de esta semana en el blog. Fíjense qué cosa más curiosa me sucede con Lady Gaga: sin haber escuchado aún sus discos, cuando salieron las entradas a la venta para Madrid hace unos meses, hasta medité sacarme entrada por ver el acontecimiento. Más que nada por el hecho histórico en sí, ya que en esos momentos solamente conocía 3 o 4 singles. Claro, luego entré en el portal de venta de entradas y al ver que el pie de pista costaba 70 euros, me dije “va a ser que no”. Y a día de hoy, si es que aún quedaran entradas para el 12 de diciembre, tampoco iría porque creo que es un precio muy elevado. Y todo ello a pesar de que “The Fame Monster”, como ya les he relatado, es en mi opinión un tremendo disco.
Se trata de un álbum que ya desde su portada llama la atención, con esos ojos tan llamativos de Lady Gaga, con la boca tapada con el cuello vuelto de su chaqueta y con esa cubista peluca triangular, que en parte me recuerda, no sé por qué motivo, a la carátula de la película “Amadeus”; ¿será un guiño en realidad? Lo desconozco. Ya he mencionado que actualmente lo pueden encontrar en formato doble, con el debut de Lady Gaga como añadido en el 2º cd.
Habrá que ver los derroteros por lo que avance Lady Gaga en los siguientes años. Una cosa tiene a su favor: que el escándalo va asociado a ella y a su apogeo. Es decir, la delicada Britney Spears se hizo famosa con su carita angelical y actitud de niña buena, y cuando salió a la luz la vividora disoluta que en realidad es, no ha levantado cabeza. Quizás Lady Gaga se venga abajo si algún día deja de lado sus vestidos imposibles y sienta la cabeza.
Muchos dirán, y de hecho muchos critican a Lady Gaga en ese aspecto, que esta cantante es un producto prefabricado y una descarada maniobra de marketing. Sí, está claro y no lo voy a negar. Pero vuelvo a remarcar la idea principal que defiendo en este post. Lo que quiero es que dejen de lado el universo Gaga y se metan en lo que es la música en sí y escuchen sin prejuicios, parafraseando lo que es el título de un disco de George Michael. Además, siempre he defendido la idea de que si lo comercial es bueno, ¿qué más da? Lo bueno, bueno es y punto. Sé que muchos de ustedes harán el esfuerzo, y de hecho me gustará ver sus comentarios tras 2 o 3 escuchas. Otros, por otro lado dirán: “anda y que te zurzan”, actitud igualmente que respeto, faltaría más.
Lo que será su tercer disco será una entrega que mida realmente la valía de esta chica en el plano musical, y en teoría será su 2ª obra de larga duración, si es que a “The Fame Monster” se le considera un mini lp o un ep. Yo, al igual que me sucede con “Devocionario” de Golpes Bajos o “Maratón” de Danza Invisible, lo considero disco de estudio principal a todos los efectos; manías que tiene uno.
Lo he reconocido al principio, tengo pendiente escuchar “The Fame” (y fíjense que aunque “The Fame Monster” me ha encantado, me da pereza cogerlo por banda), pero su 2º disco es un ejemplo de que Lady Gaga es una buena compositora y una buena cantante. Esta chica tiene un gran sentido del ritmo y la emoción melódica, lo cual es una ecuación de éxito sin posibilidad de fracaso, y más aún cuando ya has labrado una imagen pública que hace gran parte de la promoción.
Vuelvo al inicio del artículo para animarles a escuchar este mini lp de 8 canciones. Estoy casi seguro que, a no ser que sean anti-dance, les va a gustar. Llámenme pesado, pero les repito una vez más que se quiten los prejuicios y aparquen a un lado la imagen pública de Lady Gaga. Obvien si puede ser el vestido de filetes de carne que lució recientemente en una gala, sus sujetadores con bengalas y otras lindezas y solamente escuchen las canciones. Si tras realizar el experimento ni siquiera “Speechless” les gusta, perderé la fe en la música.
Termino el presente artículo, tal como comenté en el post del cambio de horario hace una semana, con lo que nos atañe en lo que a nuestro programa de radio se refiere. Como bien saben, este pasado miércoles tuvimos el programa especial dedicado a Danza Invisible, con Javier Ojeda como protagonista a través del teléfono. A todos aquellos que estuvieron el miércoles en la emisión on-line y en las ondas, muchas gracias pues conseguimos uno de los mejores registros de audiencia que ha tenido nuestro espacio hasta la fecha. Para aquellos que se lo perdieran, esta tarde a las 19h tienen una nueva oportunidad para escucharlo. Con el tiempo tan malo que hace, ¿qué plan mejor para esta tarde que estar una hora en compañía del simpático líder y cantante de Danza Invisible? En caso de que no puedan y no lo escucharan el miércoles, en unos días tendrán disponible el podcast en ivoox y en consecuencia en el reproductor lateral del blog nombrado como “Dmr 2-5”. Este miércoles próximo se emitirá el programa, que por un fallo del servidor no sonó hace una semana, dedicado a Supertramp y a su disco “Even In The Quietest Moments…”. Espero que también les guste.
¡Ah! Se me olvidaba. Ya estamos también en Facebook. Ayer completé el registro, poniendo un nombre algo raro y esquemático “Discos Música Reflexiones Abacab”, pero es que no hacía más que darme mil y un problemas a la hora de generar el perfil, con el asunto relativo al nombre. También tengo desde hace tiempo un myspace personal, que voy a transformar en breve en el myspace del blog/programa de radio. Cuando lo tenga listo y maqueado, se lo comentaré. De momento ya nos tienen en Twitter y Facebook. Por cierto, no se pierdan el “twitteo” diario relacionado con el mundo de la música que les iré dejando.