Revista Viajes
La Laguna Manzana ha sido testigo mudo del paso de miles de peregrinos que, en su tránsito hacia Santiago de Compostela, tenían en El Burgo Ranero (Castilla y León) un lugar de referencia, muchos de ellos para pernoctar y otros para descansar unas horas, aprovisionarse y continuar El Camino.
Son muchos los charcos y lagunas que existen en El Burgo Ranero, pero sin duda la que más interés despierta por su ubicación y el servicio que ha prestado durante siglos al pueblo es la Laguna Manzana. Las aguas de lluvia que la llenaban en los largos inviernos, servían de abrevadero para los animales, recoger agua para la limpieza doméstica o de apoyo por si había algún incendio. Ahora cuando la laguna no tiene suficiente agug se abastece de agluna acequia de riego para su llenado.
En la actualidad quien más provecho saca de la Laguna Manzana es el abundante mundo animal que lo habita o pasa por aquí para tomar alimentos o recoger barro, cañas o juncos para fabricar sus nidos. Una pequeña muestra son las ranas, salamandras, culebras, cigüeñas, patos salvajes, golondrinas, etc.
En el año 2008 se llevó a cabo unas obras de saneamiento y adecuación de su entorno. Para ello se construyeron amplias aceras y paseos peatonales. La Laguna Manzana nos sirve de ejemplo de convivencia entre el entorno natural y las personas.