Estas lagunas se encuentran en el Parque Nacional Sangay, y están embebidas en un ecosistema de páramo, húmedo, nublado y lluvioso. Y como no podía ser de otra manera, este festival se dio en medio de estas condiciones climáticas que poco ayudan.
Ciertamente, solo vimos un cuviví muerto en las orillas del lago, y por lo que cuentan, el número de pájaros suicidas en los últimos años está disminuyendo. Algunos lo achacan a la luz eléctrica recientemente instalada en la zona.
De camino, pasamos por Cajabamba, donde se encuentra la Iglesia de Balbanera, la más antigua del país, fundada en 1534. Pequeña pero valiosa
De regreso, el domingo pasamos por la laguna de Quilotoa, cráter volcánico con aguas turquesas situada en la Reserva Ecológica los Ilinizas. Lugar absolutamente imprescindible si visitas Ecuador.
La bajada no fue fácil, pues la arena del camino no permite muy bien la caminada, que además levanta un polvo bastante desagradable en ojos y pulmones. Sin embargo, merece la pena bajar, pues el lago va tomando diferentes tonalidades dependiendo la altura desde la que lo observes.
En la subida, casi matamos a un par de caballos. Teníamos que regresar rápido a Quito, y no podíamos permitirnos el tiempo de la subida. En la zona baja, la gente de las comunidades tiene a unos pobres caballos y unas pobres mulas explotadas subiendo y bajando todo el día. Nosotros sin saber el estado en el que se encontraban, contribuimos a aumentar su cansancio, y el pobre animal se iba parando cada 15 segundos a descansar. Finalmente llegamos, y creo que fue el último recorrido del día para ellos.
Lo bueno: Estas imágenes
Si no hay selfie, no has estado