Laia Palau, tras el partido ante el Stadium Casablanca. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.
Toni Delgado / Torrejón de Ardoz
"Tiene cuatro o cinco entrevistas pactadas después del partido", me comenta Oriol Bernà, jefe de prensa del Uni Girona. Todo el mundo, o casi, quiere hablar con Laia Palau (Barcelona, 1979). Su vuelta a la Liga Femenina es la noticia más importante desde la desaparición del Ros Casares en 2012. Con Laia Palau, que respira liderazgo y se nota que es generosa, se puede conversar sobre cualquier cosa. Su mirada e inquietudes son infinitas. En la grada varias personas hacen cola para darle su móvil y que la base catalana, desde el parqué del Jorge Garbajosa, se retrate con ellas de fondo.
—Es un poco agotador hacerse fotos con todo el mundo, pero supongo que también bonito y gratificante.Es bonito y gratificante. Aunque creo que el selfie está sobrevalorado, y más en este ángulo horrible en el que no se ven ellos ni nada. Cuando volvemos de la selección, se nota mucho que hay gente que se ha empezado a aficionar al baloncesto femenino. Eso es fantástico. —Nieves Anula, tu excompañera en el Universitari de Barcelona y en la selección española, me aseguró que eres una "persona pura" y se preguntaba si, con el tiempo, habías conseguido ser más diplomática.Nieves me conoció cuando yo tenía unos 20 años. Entonces me movía en la Barcelona artística y alternativa. Supongo que para ser jugadora de baloncesto tenía un perfil bastante diferente. Hombre, ahora soy más diplomática, sino no estaría donde estoy. Aunque intento decir siempre lo que pienso. Quizás en aquellos tiempos lo que pensaba era un poco más radical... Con los años maduras. —Nieves Anula añadía que no te dabas cuenta de tu potencial, de tus recursos en una pista.Creo que es algo que les sucede a las jóvenes porque entre los 20 y los 28 años estás en la búsqueda de quién serás o quién quieres ser. También es verdad que jugaba de 1, de 2... Después fui defensora... Me he especializado en muchas cosas. Quizás podía tirar, pero a mí me gusta pasar... Tenía un abanico muy amplio y no sabía en qué me especializaría.—Entonces y ahora, ¿dónde te encuentras más cómoda? ¿Como escolta o base?Como base... A ver... Mi carrera la he hecho como pasadora, un rol que también puedes tener como escolta.—Has jugado en las dos posiciones.Sí, pero nunca he sido una escolta anotadora... Bueno, en mi primera etapa en el Bourges, sí. Después donde me he ganado un nombre es como base. Eso no quiere decir que no pueda jugar de 2. Al final, si tengo la pelota en las manos y juego pick & rolls, es lectura. A mí me es igual. En la selección jugamos con Anna Cruz, Marta Xargay, Cristina Ouviña, Silvia Domínguez... En realidad somos bases todas. Cuantas más jugadoras que entiendan el juego haya, mejor. De ahí seguro que saldrá algo. Da igual qué posición ocupen. —Cuidas mucho a las compañeras, tanto cuando fallan o como cuando lo hacen bien. Estás pendiente de todos los detalles.Es mi trabajo.—Pero no todo el mundo lo hace.Pero yo me he especializado en hacer esto. [Se ríe]. En la selección y en los clubes me encargo de que la gente esté a gusto con lo que estamos haciendo. Se trata de juntar a las personas.—Lo valoro porque no todas lo hacéis en la pista.En principio, las bases son quienes tienen que preocuparse de que el equipo funcione. Me gusta asistir porque yo soy feliz pasando y tú, porque la metes. Es mejor que haya dos personas contentas que una. Prefiero compartir.—¿Crees que tener la mirada tan amplia y tantas inquietudes te ha permitido, con los años, disfrutar más del baloncesto?Sí. Estoy disfrutando más ahora que cuando estaba en la guerra de "a ver pasará con mi vida, si querré hacer esto o no...". He logrado muchas cosas. La mirada amplia la he tenido siempre. No solo me interesa lo mío. También cómo trabaja el staff técnico, la directiva...—También valoras mucho lo que hace el resto.Bueno, es que es muy importante.—Pero, insisto, no todo el mundo lo hace.Bueno... [Se ríe].—Tú lo ves muy normal, pero no es tan habitual.No lo sé. Yo lo veo normal.—Porque siempre lo has hecho.Los equipos son eso, equipos humanos. Por ejemplo, hace muchos años que trabajamos juntos con la Federación y los cámaras para mí son muy importantes. Igual que el jeje de prensa y el resto de equipo de comunicación. Son personas a las que tienes que cuidar porque, en realidad, trabajan para ti. Es muy importante que todo el mundo se sienta vinculado con lo que estamos haciendo. Así se disfruta más.—Ese compromiso pasa por exigirte mucho a ti, aunque también a los demás. ¿Has tenido muchas compañeras que no lo entendiesen? Bueno... Yo creo que estoy un poco más moderada. Me sigo exigiendo más, pero tengo bastante mal carácter... Bueno, mal carácter... Tengo un pronto así un poco... Pero, claro, es porque quiero que todo salga bien, que cada día sea importante... Yo me lo exijo y, quieras que no, las personas que están a mi lado quizás noten esta tensión un poco. En general, sale bien. —"Laia juega con el corazón", me comentó Erika de Souza sobre ti. ¿Qué es jugar con el corazón?Supongo que lo que estamos hablando.—El compromiso contigo y con el restoSí, y con el resto. Tengo casi más compromiso con los demás que conmigo.—Antes alguien que te conoce bien te definía como una "bestia mediática". Todo el mundo quiere hablar contigo. ¿Cómo lo llevas? Me da la sensación de que a ti los focos no te gustan demasiado.Ahora mismo me siento bastante cómoda porque ya hablo mucho y digo lo que me sale.—¿Antes te moderabas?No. Lo que pasa es que tenía un discurso menos elaborado, creo. Tío, he vivido más cosas, podemos hablar de otros mundos. No me centraré solo en el baloncesto. Además, os he atendido mucho a los medios. Con los años, coges tablas. Hace tiempo que soy la capitana de la selección y he acumulado bastantes entrevistas. A mí ya me está bien.—¿Sí?Sí. Este verano jugábamos el Mundial en casa, en Tenerife, y las entrevistas que asumiera yo no las harían Alba [Torrens] ni el resto. Así podían estar más tranquilas. —A Mar Rovira, que concidió contigo en el UB Barça, le sorprendió tu creatividad en la pista.¡Oh, Mar Rovira! Juego al baloncesto de la canasta hacia abajo, por eso no meto puntos. Miro todas las opciones en la pista. Más que la técnica de pase, es la mirada. Hacia dónde pasaremos la pelota.—En aquella entrevista tan famosa que te hizo Faustino Sáez para El País recalcabas que metiendo canastas no ayudas a nadie. Muchas personas pensamos que sí lo haces.Sí, ya lo sé. Me han caído muchos palos.—Transmites valores. Muchas los compartís. Me han caído muchos palos... Bueno, palos no, opiniones. En plan, "venga, tía, que sí haces cosas". Soy bastante natural cuando hablo de las cosas. Es cierto, las jugadoras también transmitimos valores.—Es otra forma de ayudar. No siempre lo hace quien colabora en una ONG o enseña.Ya lo sé. Lo que pasa es que... Mi mirada... Yo voy al fútbol y me gusta. Me apasiona el deporte, pero te genera una adrenalina que se va. Me gusta más la de un concierto, una canción o un libro. Aquello sí se me queda dentro y me hace reflexionar.Enlaces relacionados
"Laia Palau no se daba cuenta del enorme potencial que tenía"