Revista Cine
Dirección: Hélène Cattet & Bruno Forzani
Acá una película que me atraía por muchos motivos: primero, el título, que significa algo como "Deja que los cadáveres se bronceen". O que se quemen, que se tuesten al sol, que se derritan sobre el pavimento. Segundo, el póster oficial. Tercero, los directores, que aunque no he visto sus dos películas previas (ambas pertenecientes al giallo), me consta que tienen pergaminos en esto de la estilización. Cuarto y mi principal motivo para entusiasmarme: que el guión se base en una novela escrita por Jean Patrick Manchette (y Jean-Pierre Bastid). Manchette, considerado renovador de la novela negra francesa (a mí no me pregunten, sólo repito lo que dicen los eruditos), y de quien he leído solamente Caza al asesino y las adaptaciones al cómic que el gran Jacques Tardi realizó de varias de sus novelas (Balada de la costa oeste; Cuerpo a tierra; La loca del laberinto; y Griffu, guión escrito por Manchette aunque no se base en ningún original literario), me parece un escritor y una figura sumamente interesante, pues, en primer lugar, me gusta su estilo seco y áspero, behaviorista para narrar (lo cual queda claro en su novela y en las adaptaciones de un Tardi que transforma genialmente la pluma del escritor en narrativa gráfico-secuencial, lo cual otros han intentado y no han logrado); en segundo lugar, por su delicioso y brutal tratamiento de la violencia, siempre a cuentagotas, pero rabiosa e inevitablemente sangrienta, casi gore; en tercer y último lugar, porque arma intensas y ultraviolentas historias que no ignoran en lo absoluto el contexto o las circunstancias sociales, morales y políticas de sus personajes, sin mencionar su punto de vista fatalista y cruelmente irónico de las cosas. Y eso. Había que ver qué tal, porque además, y quinto, el teaser estaba muy bueno.
Decepcionante película (rodada en 16 mm). Irregular, disoluta. En extremo liviana, totalmente olvidable. Aletargada hasta el hartazgo. Repetitiva, desparramada. Más que estilizada: vacía e innecesariamente recargada, saturada, hiperbólica. Desaprovechada. Menos que anecdótica. No he leído la novela, pero no estoy seguro que estemos ante una muy buena adaptación de Manchette; no creo que se pueda adaptar su aspereza y rudeza narrativa en forma de fotografía y montaje psicoactivos, alucinógenos, al menos no como lo hacen en esta película, en donde todos estos adornos vienen a disfrazar la total falta de ¿sustancia? ¿contenido? de personajes, conflictos, desarrollos, etc., reducidos a simples reacciones mecánicas, instrumentales y, al poco rato, argumentalmente artificiales (el guión que necesita parchar sus propios agujeros). La premisa, no obstante, es interesante (aunque ahí se queda): en un escondite a la orilla del Mediterráneo, entre medio de ruinas, vive una misteriosa mujer, un abogado, un escritor, y tres criminales que planean robar 250 kilos de oro. Lo hacen. El plan sale bien. Lo que no sale bien es el post-plan, pues aparece una señora, su hijo y la nana, y por si fuera poco, dos policías que, ataviados en casi sexuales uniformes de cuero, llegan al lugar pensando que por ahí podrían encontrar pistas del robo. Todo desemboca en noventa minutos de disparos, muertes, traiciones, sangre y alucinaciones no sé si medio sobrenaturales o simplemente fantasmagóricas que, de todas formas, tienen incidencia sólida o tangible en el relato (como el puto ovni de la segunda temporada de "Fargo"). Los noventa minutos se hacen largos; el tratamiento duro y seco es reemplazado por esta sobredosis mortal de planos detalle, primeros planos y colorinches imágenes cuyo montaje, más que crear un flujo narrativo coherente y pulcro, no hace más que marear y ponerse fallida, puerilmente críptico, intentando disfrazar el hecho de que "Laissez bronzer les cadavres" no es más que una extravagancia sin mayor importancia ni significado. Ok, podría ser que la gracia de esta película sea, justamente, su onanista torrente de imaginería visual, en donde el argumento es la excusa para que estos personajes se zambullan en una espiral psicotrópica y lisérgica. Pero es que también estamos ante un thriller con ecos de western y de neo-noir que no puede pasar por alto la integridad de unos personajes que, sí, tienen onda, pero menos materia y relevancia (moral, psicológica, etc.) que una piedra, o del género y/o narrativa en que se sustentan.
Y bueno, tampoco nos vamos a alargar. Decepcionante película. Mucho ruido y pocas nueces. Claro, estéticamente muy interesante y atractiva, pero demonios, tampoco se puede prescindir tanto de algo llamado "relato", o "trama", o "narración". O del ritmo. O de la acción. O de una atmósfera. En fin...