El jueves11 de julio, el enfermero francés Vincent Lambert fallecía nueve días después de que la Justicia francesa decidiera retirarle la hidratación y nutrición, tras una dura batalla que enfrentó a su mujer y hermanos, contra sus padres. Sus progenitores consideraban que su hijo de 42 años, tras sufrir un accidente de tráfico, padecía graves lesiones cerebrales pero no estaba en coma ni en fase terminal.
Vincent Lambert no estaba al final de la vida ni vegetativo. "Suspender la nutrición le ha matado”, afirma médico y sacerdote francés. Bruno Cazin, vicario general de la diócesis de Lille explica que Lambert padecía una lesión cerebral severa y tenía derecho a ser hidratado y alimentado artificialmente. El experto explica también qué significa la noción de "tratamiento", utilizada para designar la nutrición y la hidratación. "En el caso de Vincent Lambert, este término se justificó desde un punto de vista médico porque este alimento administrado por sonda siempre necesita receta médica".
Bruno Cazin argumenta que la interrupción de estos tratamientos está justificada como parte de un final de la vida, o en una situación de "obstinación irrazonable", debido al "sufrimiento insoportable".
"En mi opinión, - dice el médico y sacerdote - ninguna de estas tres condiciones se cumplió para Vincent Lambert. Primero, no estaba al final de su vida. En segundo lugar, la hidratación y la nutrición fueron tratamientos simples que tenían por objeto la vida del paciente. Finalmente, Vincent Lambert no podía demostrar que estaba sufriendo.